Llegó una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: «Dame de beber» (Juan 4:7).
Ir por agua cada día era parte de su frustrada existencia; tomaba el cántaro y prácticamente con los ojos cerrados podía hacer el recorrido hasta el pozo; ¡hacía tantos años que repetía la misma rutina!
«¡Si tan solo pudiera encontrar una fuente de agua que acabara para siempre con mi sed! Nunca más tendría que ir por agua ni tendría que pasar más vergüenza». Pero ese pensamiento era demasiado bueno para ser real.
El Señor conocía el desconsuelo y la desesperanza de mujer solitaria. En un intencional acto de amor interpuso en su camino. Mientras permanecía sentado junto al pozo la miró con ternura, y sin reproche alguno recibió de su mano un poco de agua. Luego correspondió gesto ofreciendo saciar la sed de ella de una vez por todas. Así el anhelo más caro de aquella mujer se hizo realidad.
Después de aquel encuentro la transformación fue notoria: toda la vergüenza, la culpa, la soledad y el menosprecio de la gente se trocó en confianza y respeto. Nada en su entorno había cambiado, ni siquiera la gente; el cambio se había efectuado en su interior, y eso hizo que todo cambiara.
Tomar el agua equivocada podría hacer que nuestra sed de paz y esperanza nos lleve a la deshidratación moral. Las aguas de pozos extraños solo ofrecen mitigar temporalmente sed del alma. Los placeres que el mundo ofrece, la satisfacción de los apetitos, la complacencia de los deseos son paliativos a las necesidades internas, pero nunca serán la solución para la sed del alma.
El amor tierno de Jesús es un ofrecimiento para cada mujer, no importa el desprecio que alguien pudiera estar sintiendo por ti. No dudes buscar su consuelo, porque él siempre estará disponible para que lo interrogues acerca de los planes maravillosos que tiene para tu vida. La vergüenza, la soledad, el vacío no pueden extinguirse con espejismo mundanales. La garantía suprema es Jesús, y su sacrificio de amor por ti.
¡No bebas de la fuente equivocada! El agua de vida continua fluyendo el tierno y compasivo Jesús, quien te proveerá exactamente lo que te hace falta.
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Erna Alvarado de Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario