Los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas. Isaías 40:31.
No hace falta hacer una investigación profunda para saber que el éxito se mide hoy según lo que poseas o no; lo que el psicólogo James Dobson llama las «tres moneditas de oro» de nuestra cultura: la belleza física, la inteligencia y la posesión de ciertas habilidades o destrezas (por ejemplo, las habilidades musicales o deportivas).
¿Qué problemas tienen estas «tres moneditas»? Tienen los problemas propios de todas las «monedas»; es decir, se pueden perder o, en un momento dado, pueden perder su valor. Para medir el éxito personal te propongo un concepto totalmente diferente.
EL ÉXITO EN LA VIDA CONSISTE EN QUE LLEGUES A SER TODO LO QUE DIOS QUIERE QUE SEAS.
Me gusta más esta forma de medir el éxito por dos razones. Una es que reconoce el hecho de que Dios te creó con un plan para tu vida. La otra es que te creó con el potencial, la capacidad, para triunfar en tu esfera; es decir, no tienes que medir tu éxito comparándote con otras personas. Simplemente tienes que ser tú mismo.
Esta verdad la ilustra muy bien la historia del cazador que llevó al corral de su casa a un pichón de águila y lo crió junto a sus aves de corral. Limitada por el espacio, la aguilita apenas podía intentar cortos vuelos, y tampoco podía hacerlo todo el tiempo. Cuando el cazador se dio cuenta de lo que estaba pasando, la llevó al patio del corral. La tomó en sus manos, le dijo: «Tú eres un águila. ¡Vuela!». Y la lanzó al aire. Pero el águila no voló. Dio unos pocos aleteos y regresó al corral. Entonces la llevó a una cumbre. Una vez más le dijo: «Tú eres un águila. ¡Vuela como águila!». Esta vez el ave se remontó en las alturas. Y entonces nunca más regresó al corral.
¿Ya descubriste lo que Dios quiere que seas? Sea que lo sepas o no, recuerda que Dios tiene un plan para tu vida, y que él te creó con la capacidad de triunfar. Pero te toca a ti cultivar esos talentos hasta el máximo nivel de desarrollo posible.
¡Dios te creó para las alturas! ¡Dile adiós al corral de la mediocridad!
Capacítame, Señor, para desarrollar todo el potencial con el cual me creaste.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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