«Así que hagan imágenes de los tumores y de las ratas que han devastado el país, y den honra al Dios de Israel. Tal vez suavice su castigo contra ustedes, sus dioses y su tierra» (1 Samuel 6:5, NVI).
¿Imágenes de ratas? Eso suena terrible. ¿Quiénes iban a hacer esas imágenes y por qué? Los filisteos, enemigos de los israelitas, se habían robado el arca del pacto y la habían colocado en el templo de su dios Dagón.
Pero ahora los filisteos estaban regresando el arca porque habían ocurrido cosas terribles. Su dios se había derrumbado y había sido aplastado, la gente se estaba enfermando en masa, y las ratas habían infestado el país. Los filisteos pensaron que su única opción era regresar el arca con ídolos de ratas como un regalo para aplacar al Dios de los israelitas. Qué idea tan tonta, ¿no?
¿Sabes algo? A veces incluso los cristianos adoran ídolos. Podrían ser un automóvil nuevo, o el televisor, o la computadora, o algún deporte. Obviamente no nos inclinamos ante ellos, pero si estos objetos ocupan el tiempo que debería ser dedicado a Dios, se convierten en ídolos. Estos no tienen nada de malo siempre y cuando no olvidemos poner a Dios en primer lugar. Así que olvídate de las ratas, y sé una imagen del amor de Dios.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush
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