Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Transcurría el año 1994 y en nuestro país la situación era algo difícil. Teníamos dos hijos pequeños y la ansiedad embargaba mi alma. Una mañana que jamás olvidaré llegó a nuestra casa un campesino. Tras comentar las noticias del momento dijo en forma tranquila: «Mi madre tiene noventa años y dice que hay un libro llamado Biblia que puede transformar la vida. Además, que dicho libro menciona todo lo que está sucediendo en la actualidad, e incluso lo que sucederá en el futuro».
Aquellas palabras retumbaban en mis oídos. Decidí comentarlo con mi esposo, aunque con algún temor. Debido a que él era profesor universitario pensé que su respuesta sería negativa ante la posibilidad de conseguir aquel libro. Para mi sorpresa me contestó: «Si lo consigues lo voy a leer». Después de muchas gestiones llegó a nuestras manos una selección de textos titulada La Biblia del joven.
Mi esposo quedó cautivado al leerlo y sintió deseos de conocer más acerca del Dios verdadero. Nuestro hijo mayor comenzó también a leer con avidez aquel libro, probablemente estimulado por sus hermosas láminas. Aprendía rápidamente las historias encontradas en sus páginas y luego las compartía con los vecinos.
Al fin encontramos un ejemplar de la Biblia y fue entonces cuando comenzó nuestro maravilloso viaje a través de aquellas páginas repletas de conceptos e ideas. A veces nos reíamos al encontrar algún pasaje que considerábamos extraño. La aventura resultaba cada vez más impresionante y el punto culminante fue leer lo sucedido en el Monte Sinaí. Con asombro reconocimos nuestros errores. Ahora conocimos la verdad respecto al día de reposo consagrado a Dios. Una vez que encontramos al Dios que satisface las carencias humanas, nuestros temores comenzaron a desaparecer. Las tinieblas que nos envolvían fueron disipadas por la admirable luz proveniente del trono de la gracia. Aprendimos que el Cordero tenía el poder para librarnos del pecado y para devolvernos la confianza que necesitaba nuestra familia. Aquel libro cambió el derrotero de un viaje sin retorno hacia el más ansiado destino: la patria celestial.
Querida hermana, sin saberlo comenzamos a ascender los peldaños de la escalinata que conduce a la eternidad, mediante la lectura de aquel maravilloso libro que tiene el poder para transformar vidas.
Señor, ayúdanos a permanecer fieles a las verdades encontradas en tu libro.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Marisol Fernández
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