«¿Cuántas son mis iniquidades y pecados? Hazme entender mi transgresión y mi pecado» (Job 13: 23).
Suponga que lo invito a visitamos a mí y a mi esposa en Florida y que le menciono que estoy seguro de que disfrutará de la estancia si le gustan los animalitos peludos que rondan por los alrededores de la casa. Usted podría pensar: «Ah, el pastor tiene gatitos. Fantástico, porque me gustan los gatitos». Pero yo le digo: «No, no. Gatitos no... ¡Ratas!». Sabiendo eso, ¿cómo se sentiría si tuviera que venir a visitarnos?
Es un hecho demostrado que las personas tienden a evitar todo aquello que tiene una imagen negativa. Y cuanto mayor es la negatividad de la imagen, más se quiere evitar. Según Science Daily (16 de diciembre de 2009), la capacidad de una persona para resistir, por ejemplo, a una tentadora galleta depende de la gravedad de la amenaza que se perciba tras ella.
Varios científicos estudiaron las técnicas que permiten que la gente se resista a los alimentos y otras tentaciones. Descubrieron que cuando las personas se enfrentan a tentaciones que amenazan sus objetivos a largo plazo (ya sea la dieta, el control del humor, el gasto de dinero, etc.), un método para ayudar a resistir la tentación es hacer hincapié en la negatividad del resultado de caer en ella.
Por ejemplo, en cierto estudio, a los participantes se les pidió que estimaran las calorías de una galleta en particular que se les ofrecía. Los participantes que tenían un claro objetivo de adelgazamiento pensaron que la galleta tenía más calorías y era más perjudicial para alcanzar su objetivo a largo plazo de perder peso. Por tanto, resistirse a tomar la galleta les resultaba más fácil.
Cuando nos enfrentamos a una tentación, no solo debemos pensar, sino también destacar las consecuencias negativas de ceder a ella. Es preciso que veamos el pecado con toda su repugnancia, todo su horror y toda su desfachatez. No hay «mentirillas inocentes». «Los labios mentirosos son abominables para Jehová, pero le complacen quienes actúan con verdad» (Prov. 12:22). Fornicar no es solo mantener una «relación íntima». «¿Cómo, pues, haría yo este gran mal y pecaría contra Dios?» (Gen. 39:9). El adulterio no es tan solo «una aventura» «Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí». (Sal. 51:3). Comer y beber lo que el Señor ha prohibido no es una simple «convención social». «Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía» (Dan 1:8).
Así como las ratas no son simplemente «animamos peludos», el pecado no es tan solo «otra manera de hacer las cosas». Basado en Mateo 26:41
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
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