Se ciñe firmemente la cintura y esfuerza sus brazos (Proverbios 31:17).
Buscaba algo para leer y mantenerme despierta mientras esperaba que le hicieran a mi hijo de ocho años un estudio del sueño que duraría toda la noche. Eché mano de una revista, donde encontré un artículo que captó mi interés, ya que describía mi estilo de vida. Parecía que yo intentaba imitar a la inexistente «mujer maravilla» queriendo hacer mucho más de lo que me correspondía. Aquel artículo me llevó a reflexionar sobre las características deseables de algunas damas cristianas modernas.
Una legítima «mujer maravilla» es aquella que, bajo su sencilla vestimenta de ama de casa, esconde un cúmulo de cualidades y mucha energía. Cuando algo anda mal en su casa, en el trabajo o en la iglesia, asume las responsabilidades que otros descuidan. Asimismo concluye lo que se ha quedado a medias y cumple con los compromisos que otros han asumido en forma poco responsable.
Una cosa es que tengas la capacidad de manejar y resolver muchos asuntos y otra es que puedas terminar lo que empiezas. Una vida productiva no se mide por la cantidad de tareas que puedes realizar en el menor tiempo posible, sino por la manera en que te desempeñes una vez que estés enfocada en Jesús. Recuerda que para evitar el agotamiento mental y físico es necesario:
- Hacer una lista de las cosas que debemos hacer.
- Rechazar todo compromiso innecesario que nos impida aligerar nuestro paso hacia las metas propuestas.
- Delegar responsabilidades, aun cuando creamos que no lo van a hacer tan bien como nosotras. ¡Los demás necesitan aprender!
- Apagar el celular, o descolgar el teléfono sin que por ello nos sintamos culpables.
- Enfocarnos en lo que vamos a acometer hasta terminarlo.
- Dedicar treinta minutos diarios a leer, escribir, ver o escuchar algún tema edificante.
Señor, ayúdame a despojarme de aquellas cargas que me impiden marchar a tu lado. Enséñame a gozarme en el silbido apacible de tu espíritu y a enfocarme en la misión que me has encomendado.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Liz Enid Polanco
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