lunes, 11 de junio de 2012

NO SABEMOS CUÁNDO


«Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así» (Mateo 24:46).

¿Cuántas veces hemos escuchado que Jesús viene pronto? La palabra «pronto» es difícil de definir. Si le digo que cenaremos pronto, probablemente no me refiera al mes o al año que viene... Al menos eso espera usted.
Aunque no estemos dispuestos a aceptarlo, nos cuesta entender que la segunda venida de Jesús será pronto si «pronto» significa el año próximo o dentro de cinco años. Cuando los discípulos preguntaron a Jesús por el momento de su regreso, él les respondió que solo su Padre conoce el día y la hora; luego añadió: «Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis» (Mat. 24:44).
Hay quienes insisten en saber lo que solo sabe el Padre. Fijan una fecha para su venida, sus seguidores se excitan, el día llega y pasa sin que Jesús haya venido. Entonces, ¿qué hacen? En lugar de avergonzarse y desaparecer, fijan otra fecha y vuelta a empezar.
¿Recuerda la fábula del joven pastor que gritaba: «¡Que viene el lobo!»? El oficio de pastor puede llegar a ser muy solitario y aburrido porque se pasan todo el día en el campo, entre ovejas y sin nadie con quien hablar. El pastor quería un poco de diversión y por eso quiso fingir que un lobo estaba atacando a sus ovejas. Luego, cuando los hombres del pueblo acudieran en su ayuda, les diría que era una broma.
Y así lo hizo. Con todas sus fuerzas, gritó: «¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!». Tal como había supuesto, los hombres del pueblo acudieron corriendo a la colina armados con varas y azadas. Cuando descubrieron que solo se trataba de una broma, rieron y volvieron a bajar de la colina.
Pero un día, un lobo de verdad atacó a las ovejas. Los hombres escucharon que el joven pastor gritaba: «¡Que viene el lobo!». Pero esa tarde estaban demasiado ocupados para participar en una broma y por eso no fueron corriendo. Como resultado, el lobo se llevó parte del rebaño.
Jesús viene pronto. No sabemos cuánto tiempo falta. Pero no nos corresponde adivinar el día ni la hora. Al contrario, Jesús nos dice que tenemos que estar preparados. Basado en Mateo 24: 42-50

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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