Tú eres mi refugio, me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás. (Salmo 32:7).
La depresión me agobiaba. Por más intentos que hacía para sobreponerme, no podía superarla. «¿Por qué a mí, Señor?» Esa era la pregunta que constantemente me hacía.
Hacía apenas un mes que había dado a luz a mi primer bebé. Consideraba que era un hermoso regalo que Dios nos había dado a mi esposo y a mí. Nosotros apenas teníamos dos años de casados y nos sentíamos muy felices como pareja. No comprendía por qué después de haber tenido a mi bebé tenía que sufrir a causa de aquella horrible depresión. ¿Por qué todo me asustaba? ¿Por qué sentía temor de quedarme sola con mi niña? ¿Por qué a pesar de que estaba rodeada de tanta gente me sentía tan sola? ¿Por qué no podía mejorar, a pesar de que le pedía a Dios que me ayudara a superar aquella dolencia? Esas eran algunas de las preguntas que a diario me venían a la mente.
Durante tres largos años estuve padeciendo de depresión; quizá sin saber que debía haber buscado ayuda profesional. Por supuesto, fueron años de sufrimiento, pero hoy doy gracias a Dios porque durante ese tiempo pude sentir su presencia muy cerca de mí. Pude aprender a depender de él y poco a poco fui superando mi dolencia para cumplir con mi responsabilidad de madre, esposa y ayudante de mi esposo en la dirección del distrito en el cual trabajábamos.
Aprendí que hay un Dios que está dispuesto a ayudarnos, a pesar de las tribulaciones y luchas en que nos encontremos; aunque la respuesta a nuestra oración demore y no la recibamos en el momento. Dios tiene un plan para nosotros que incluso incluye la tribulación. Sin embargo, pude aprender una lección más importante: «Dios es mi refugio y me guardará de la angustia». Hoy, estoy más que convencida de esa hermosa promesa.
Te invito, mi querida amiga, a hacer de nuestro Dios tu refugio en la alegría, en la tristeza, en el dolor, en todo momento. Ten siempre presente que «después de la tormenta viene la calma», y que únicamente en Jesús podrás obtener una paz duradera.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Judith de Escobar escribe desde Venezuela.
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