jueves, 23 de agosto de 2012

UN CORAZÓN DE AMOR


«No es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños» (Mateo 18:14).

¿Por qué tenía que preocuparse el pastor por una sola oveja perdida y desobediente, cuando en el redil todavía le quedaban otras noventa y nueve? Una denlas razones es que la oveja perdida le pertenecía. Otra es que amaba tanto a la oveja que no podía soportar la idea de que pudiera correr peligro alguno.
Nuestro Pastor nos ama tanto que no descansará mientras una sola de sus ovejas esté bajo el poder de Satanás. Jesús siente una profunda simpatía por todos los pecadores errantes. Conoce el dolor que trae el pecado y las cicatrices que deja. Por eso se aflige por cada oveja perdida.
Si alguna vez ha estado en casa de un niño que se ha extraviado jamás olvidará la ansiedad de los miembros de la familia. El padre corre a la comisaría y llama a la puerta de todas las casas del barrio. Si no encuentra a su hijo, el corazón se le partirá en dos. La madre, desesperada, no puede descansar hasta saber algo del niño. Ahora está usted en condiciones de entender qué siente Jesús por los que ama. Su corazón no descansará hasta encontrar a la oveja perdida.  Otro motivo para que el pastor se preocupe por  la oveja perdida es que estaba bajo su responsabilidad. Perder una de sus ovejas significaría que no ha hecho bien su trabajo. ¿Se perdió la oveja porque no hizo algo que tenía que hacer, porque se descuidó, porque no vigilaba con suficiente atención?
Nada de esto se puede decir del Buen Pastor.  Mientras estuvo en la tierra hizo todo lo posible para vigilar, cuidar y enseñar a sus discípulos. Al final de su ministerio le dijo a su Padre celestial: «Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera» (Juan 17:12).
Así se siente por sus ovejas. Se alegra por las que están a salvo en el redil, pero no descansará hasta que encuentre a la perdida. ¡Qué extraordinario y amante Pastor! Basado en Lucas 15:4-7

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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