Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. Proverbios 3:5,6.
¿Cuál de los siguientes desafíos te parece que requirió de más fe de parte de los siguientes personajes bíblicos?
- Dios le pide a Noé que prepare las herramientas porque debe iniciar un proyecto de construcción: ¡Un barco en tierra seca!
- Dios le pide a Abram que abandone su tierra porque debe mudarse a un nuevo lugar. Destino: ¡Desconocido!
- Dios le pide a Josué que se prepare para atacar a Jericó. ¿Cuál es el plan de ataque? ¡Dar vueltas alrededor de las murallas de la ciudad!
No está fácil. ¿Imaginas lo que pensaron estos personajes bíblicos cuando recibieron esas órdenes? ¿Por qué Dios a veces hace cosas que no tienen sentido? Mejor dicho: ¿Por qué hace cosas que no tienen sentido para nosotros? Porque Dios puede ver el cuadro completo, de principio a fin. Por eso dice: «Mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes» (Isa. 55:8,9).
Los planes de Dios no son los nuestros, pero él nos pide que seamos parte de ellos. Sabe que sus planes son para nuestro bien. Y también sabe que, al obedecerle, aunque a veces no entendamos el porqué, nuestra confianza en él aumentará. Por eso se atreve a pedirnos lo que dice nuestro texto para hoy.
- Él quiere que confíes en él. Que pongas en sus manos tus planes, tus dudas, tus anhelos, tus sueños, tus temores.
- Él desea que lo hagas de todo corazón, no a medias.
- Él te previene para que cuando tengas que tomar las decisiones más importantes de la vida, no dependas de tu propia inteligencia, sino que lo tengas en cuenta.
¿Te atreverías a poner en práctica este plan, a partir de hoy mismo?
Eso sí, una advertencia: Recuerda que lo que Dios hace, no siempre tiene sentido (para nosotros, claro está, porque para él ¡sí lo tiene!).
Padre celestial, ayúdame a obedecer tus mandatos, aunque a veces parezca que no tienen ningún sentido.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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