Saludaos unos a otros con un beso de amor (1 Pedro 5:14).
Hasta ahora, hemos tratado muchos temas importantes en este ciclo de 50 días de oración. Aprender a demostrar aspectos del amor como la paciencia, la bondad y el aliento no siempre es fácil, pero sin duda es fundamental para una relación saludable. Así que quizá parezca intrascendente hablar sobre la manera en que saludas a tu cónyuge todos los días, pero esta pequeña cuestión tiene una importancia sorprendente.
La manera en que una pareja se saluda dice mucho de su relación. Se puede ver en la expresión, el semblante y en la manera en que se hablan. El contacto físico lo hace aún más evidente. ¿Pero cuánta importancia deberías darle a un saludo?
La Biblia tiene para decir sobre los saludos más de lo que quizá supongas. El apóstol Pablo se tomó tiempo para alentar a sus lectores a saludarse con calidez cuando se encontraran. Es más, cerca del final de su carta a los Romanos, les pidió a los creyentes que saludaran de su parte a 27 de sus amigos y seres queridos. Incluso se tomó el tiempo para designarlos por sus nombres.
Sin embargo, no se trata solo de tus amigos. Jesús observó en el Sermón del Monte que aun los paganos les hablan con amabilidad a las personas a quienes quieren. Este acto es sencillo para cualquiera. Sin embargo, Jesús fue más allá y dijo que para ser piadoso, también había que ser lo suficientemente humilde y misericordioso como para tratar con bondad a los enemigos. Esta declaración plantea una pregunta interesante: ¿Cómo saludas a tus amigos, a tus compañeros de trabajo y a tus vecinos? ¿Y a tus conocidos y a los que encuentras en público? ¿Estás proyectando el amor de Dios al saludar a alguien? ¿Cómo luce tu rostro cuando saludas? Quizá te encuentras con alguien que no te agrada demasiado, pero lo saludas por cortesía. Así que si eres tan agradable y educado con las demás personas, ¿no se merece tu cónyuge lo mismo? ¿Diez veces más?
Toma tiempo para evaluar y pedirle a Dios que te ayude a mejorar en esta área.
Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur
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