lunes, 17 de septiembre de 2012

«¿NO SON DIEZ LOS QUE HAN QUEDADO LIMPIOS? »


«Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia» (Salmo 136:1).

Jesús ordenó a los diez leprosos curados que se presentasen ante los sacerdotes. Cuando se dieron cuenta de que habían sido sanados, nueve de ellos siguieron su camino. Solo un hombre, un samaritano, regresó sobre sus pasos para dar gracias a Jesús por lo que había hecho. ¿Alguna vez intentó adivinar las razones por las que los otros nueve no regresaron para mostrar su agradecimiento a Jesús? Imaginemos nueve razones:
—Uno esperó para ver si la cura era real.
—Uno esperó para ver si duraba.
—Uno dijo que iría a ver a Jesús más adelante.
—Uno se convenció de que lo que había padecido no era la lepra.
—Uno dijo que, de todos modos, se habría sanado.
—Uno atribuyó la gloria a los sacerdotes. 
—Uno dijo: «Bueno... Al fin y al cabo, Jesús no hizo nada».
—Uno adujo: «Cualquier rabino podría haberlo hecho...»
—Uno declaró: «Yo ya estaba mucho mejor». 
¿Cuántas veces hemos dado por sentadas las bendiciones que recibimos? ¿Ha notado que cuando nosotros, o un ser querido, enfermamos, oramos e incluso pedimos a otros que oren por nosotros? Entonces nos curamos. Al cabo de un tiempo, un amigo se cruza con nosotros y nos comenta:
—Oí que estabas enfermo. Oramos para que el Señor te sanara. 
—Gracias —respondemos nosotros—. Pero, ¿sabes?, conocí a un médico muy bueno que me recetó un nuevo medicamento. Es maravilloso lo que son capaces de hacer hoy en día.
En otra ocasión podríamos perder el empleo. Pedimos a Dios que Jesús nos encuentre otro, de manera que podamos seguir manteniendo a la familia. También pedimos a nuestros amigos que oren por nosotros. Al cabo de un tiempo, volvemos a tener un empleo. Más adelante, al encontrarnos con un amigo, este nos pregunta si todavía no hemos encontrado trabajo.
—Sí, ayer. Leí en el periódico que una empresa necesitaba algunos empleados más. Pedí una cita, me entrevistaron y me contrataron. Era justo lo que necesitaba. Supongo que tuve suerte.
¿No nos olvidamos de algo? «Acuérdate de Jehová, tu Dios, porque él es quien te da el poder paca adquirir las riquezas, a fin de confirmar el pacto que juró a tus padres, como lo hace hoy» (Deut. 8:18). Basado en Lucas 17:11-19

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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