Vivan de manera digna del Señor; agradándole en todo. Colosenses 1:10, NVI.
¿Te has preguntado por qué tus amigos en ocasiones ejercen tanta influencia sobre ti? En el fondo es porque, al igual que otros jóvenes, no deseas ser rechazado. La experiencia de Randy, según cuenta Josh McDowell, es un claro ejemplo de la presión que todo adolescente se ve obligado a enfrentar casi a diario.
Randy se acababa de mudar a un nuevo vecindario. Como ocurre en estos casos, por un tiempo se encontró sin amigos. Desesperado por «encajar» en el grupo comenzó por aceptar un cigarrillo, aunque él no fumaba. Mientras conversaba con los muchachos, dejaba que el cigarrillo se consumiera entre sus dedos, simulando fumar.
Cuando sus amigos se enteraron de que en las tardes Randy se quedaba solo en su casa, lo convencieron para que les permitiera reunirse allí, aunque él sabía que sus padres se lo habían prohibido. Un día uno de sus amigos llevó una caja de cervezas y Randy permitió que bebieran y fumaran en su casa.
La gota que rebosó el vaso se produjo cuando Randy fue arrestado por robar mercancía de una tienda. Sus amigos le dijeron que si no se atrevía, lo considerarían un cobarde, y él les quiso demostrar que no lo era. Cuando fue arrestado por el personal de seguridad de la tienda, sus «amigos» huyeron y lo dejaron solo con su problema (Handbook on Counseling Youth [Manual de consejería para jóvenes], p. 146).
¿Qué hacer, entonces, para resistir el poder del grupo? En su libro Stand up (Mantente firme), el escritor Bill Sanders hace varias sugerencias:
- Define cómo te percibes a ti mismo. ¿Te consideras un ser valioso, creado a la semejanza de Dios, o un títere de los demás?
- Escoge bien tus amistades.
- Formúlate algunas preguntas importantes. Por ejemplo: ¿Me sentiré bien conmigo mismo después de hacer esto? ¿Haría esto si mis padres estuvieran aquí? ¿Me gustaría que este hecho apareciera en el periódico? ¿Tendré un mejor futuro si lo hago?
Sanders afirma que si cualquiera de las respuestas a estas últimas preguntas es no, entonces la actividad propuesta por el grupo no es buena. Más importante aún, no son amigos quienes te presionan a hacer lo malo. Los verdaderos amigos le ayudan a ser mejor persona, no peor.
Señor, capacítame para hacer lo que te agrada a ti, no a los demás.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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