miércoles, 31 de octubre de 2012

¿DÓNDE ESTÁN TUS RAÍCES?


No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. (Romanos 11:18).

Al observar las bellezas que abundan en la naturaleza me viene a la mente el paralelismo utilizado por el salmista para referirse a los devotos hijos de Dios: «Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae y todo lo que hace prosperará» (Sal. 1:3).
Recuerda que una de las partes más importantes de un árbol son las raíces, porque por medio de ellas se mantiene firme ante las inclemencias del tiempo. Además que le permiten sustentarse obteniendo su alimento del suelo. Cuanto más profundas sean sus raíces, más firme estará; cuanto más cerca esté de una fuente de agua, más verde y más fuerte será. Aunque los vientos soplen con fuerza, nada lo moverá ni lo derribará.
Apreciada amiga, ¿has pensado alguna vez en las características de un hermoso árbol? ¿De un árbol frondoso que florece y da mucho fruto, representando una bendición para quienes pueden descansar bajo su sombra?
Sin embargo, es triste reconocer que algunos árboles van perdiendo su verdor: se marchitan, se secan y mueren, dejando un panorama de tristeza y desolación. ¿Por qué crees que les sucede eso? Probablemente porque no están recibiendo ni el alimento, ni el agua que necesitan para subsistir.
Hay muchas mujeres que se parecen a esos árboles: se ven hermosas porque tienen de todo, pero sus raíces no son profundas, no están en Cristo Jesús. Descuidan obtener el alimento necesario para que permanezcan su fragancia y su belleza espiritual. Sencillamente se secarán.
Querida amiga, ¡cuidado con los fuertes vientos que representan los problemas, las tentaciones y las seducciones del enemigo! No podremos permanecer firmes si nuestra vida no está arraigada en la roca viva que es Cristo Jesús. Cada mañana, busca tu alimento espiritual en las profundidades de la Palabra de Dios y la oración sincera.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Yolanda Fernández de Gómez

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