No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Isaías 41:10
Nery estaba apenas comenzando su carrera de Odontología con todo el entusiasmo del que inicia los estudios universitarios. Sabía que no sería fácil ser fiel a sus principios, sobre todo porque cursaba estudios en una universidad estatal. Lo que no imaginaba era que las pruebas a su fidelidad comenzarían tan pronto.
Estaba en la clase de Bioquímica y el profesor acababa de entregar el cronograma de exámenes parciales. ¡Cuatro exámenes en día sábado! No había salido de su asombro, cuando el profesor dijo a la clase:
—Los exámenes serán en día sábado, a no ser que haya aquí alguna persona que pertenezca a una de esas religiones que no pueden hacer nada en sábado.
Ese era el momento preciso para hablar. ¿Se identificaría ella como miembro de «una de esas religiones», o callaría para no exponerse a la vergüenza?
—Profesor —dijo—, yo soy miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y no puedo presentar exámenes en sábados. Este día ha sido apartado para Dios. Silencio absoluto. Luego el profesor prosiguió con su clase como si nada había sucedido. Al regresar a casa, la familia Gómez oró pidiendo la ayuda de Dios. Oraron ese día y durante toda esa semana. Entonces llegó el día de la clase con el profesor de Bioquímica.
—Les quiero informar —dijo el profesor— que los exámenes no van a ser en sábado, porque la señorita Gómez tiene que ir a su iglesia. Pero tampoco serán en domingo, porque yo tengo que ir a misa. Serán los miércoles al mediodía.
Mientras tanto, en su asiento, Nery no podía evitar que su corazón desbordara de agradecimiento a Dios.
Esa sería, es verdad, apenas la primera de muchas batallas. Pero Dios siempre estuvo de su lado, fiel a su promesa de Isaías 41:10: «No tengas miedo, pues yo estoy contigo». Hoy Nery (Luz Nerina Gómez) ya es una profesional en ejercicio. Cuando mira hacia atrás, recuerda a un Dios que nunca desampara a quienes lo aman. Y también recuerda las palabras de ánimo de un amigo: «Nery, el cielo es de los valiente».
Muy cierto. De jóvenes valientes como José, Josué, Caleb, Daniel, Ester...y, ¿por qué no?, de jóvenes como Nery, Alberto, Luis, Carmen, Carlos... y tantos otros.
Tú también puedes ser uno de esos valientes. Dios cuenta contigo.
Dame valor, Señor, para colocar bien en alto tu santo nombre.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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