martes, 20 de noviembre de 2012

SU MOMENTO DE GLORIA


Fue Dios quien me mandó a este lugar; y no ustedes. Génesis 45:8.

Si hubo una vida llena de momentos espectaculares, esa fue la de José, el hijo de Jacob. ¿Cuál de esos momentos fue el más importante en su vida? El momento crítico tuvo lugar el día en que fue vendido como esclavo por sus hermanos (ver Patriarcas y profetas, p. 192).
¿El día cuando fue vendido como un objeto cualquiera? ¿No fue ese el peor día de su vida? En absoluto. Lo ocurrido ese día terminó siendo una bendición para el hijo predilecto de Jacob. Elena G. de White dice que ese favoritismo había convertido a José en un joven creído y exigente (Ibíd.). Entonces Dios permitió la terrible prueba. De la actitud que José asumiera dependía lo que sería su vida en lo sucesivo.
¿Cómo enfrentó José la traición de sus propios hermanos? Al principio se dejó -dominar por el terror y el dolor. Más tarde ese mismo día, mientras iba camino a lo desconocido, como parte de una caravana de ismaelitas, «sus pensamientos se dirigieron al Dios de su padre [...]. Entonces, allí mismo, se entregó por completo al Señor, y oró para pedir que el Guardián de Israel estuviese con él en el país adónde iba desterrado» (Ibíd.),
Ese fue su momento de gloria. En medio de la crisis más profunda de su corta vida, José se acordó del Dios de su padre. Recordó las historias que Jacob le había contado de un Dios que se interesa personalmente en cada uno de sus hijos. Ese mismo día hizo un pacto con el Dios de su padre; pacto que mantendría tanto en los buenos momentos como en los malos. Más importante aún, luego el mismo José reconocería que no habían sido sus hermanos sino Dios el que lo había enviado a Egipto (ver Gen. 45:5,7,8).
Al admitir este hecho, José nos reveló el secreto que lo convirtió en un gigante espiritual: que Dios tiene un plan para cada uno de sus hijos.
Ese plan también se cumplirá gloriosamente en tu vida, querido joven, apreciada jovencita si, al igual que José, le pides al Guardián de Israel que te acompañe adondequiera que vayas.
Guardián de Israel, capacítame descubrir el que tienes para mi vida, y dame poder para cumplirlo cabalmente.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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