No se mientan los unos a los otros. Colosenses 3:9.
«Puedes engañar a todo el mundo durante un tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo».
Dicho de otra manera: Tarde o temprano la verdad de las cosas saldrá a la luz: «Porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse» (Mat. 10:26).
Este fue el caso de Brandon, según lo relata el pastor Sean Dunn. Brandon era un estudiante de secundaria al que sus amigos molestaban porque, a diferencia de los demás, no tenía novia. Cada vez que podían, sus compañeros de clase se burlaban de él. La situación llegó a tal extremo, que Brandon decidió ponerle fin. Cuando regresó de vacaciones, para el inicio del nuevo año escolar, Brandon ya había «conseguido» una novia. Contó a todo el que pudo que durante una visita que hizo a sus abuelos, conoció a la chica de sus sueños. Se las arregló para conseguir fotos de una hermosa trigueña de nombre Tasha, y él mismo escribió cartas de amor perfumadas que su «novia» le enviaba con regularidad.
El engaño funcionó a la perfección durante un tiempo. Brandon logró despertar la admiración e incluso la envidia de sus amigos. Sin embargo, para mediados del año escolar, la situación ya se había tornado insostenible. Brandon se sentía muy mal consigo mismo por haber engañado a tanta gente durante tanto tiempo. Atrapado en su propia red de mentiras, comenzó a rehuir el contacto con sus amigos. Hasta que ya no pudo más. Después de un programa juvenil, se acercó al pastor: «Pastor, he estado viviendo una mentira. Tasha no existe. Ya no puedo seguir mintiendo. Es demasiado».
Entonces oraron. El pastor le pidió a Dios que diera valor a Brandon para decir la verdad. Y así ocurrió. Apenas terminaron de orar, Brandon contó a sus amigos que todo había sido una vulgar mentira (Momentum. Gaining Ground with God [Impulso a avanzar: Aprendiendo a progresar en nuestra relación con Dios], pp. 15, 16).
¿Por cuánto tiempo puede alguien vivir una mentira? Para este joven fue duro reconocer que había sido un mentiroso pero, no era peor continuar con su engaño?
Que Dios nos ayude a ser dignos representes de Jesucristo, el camino, la verdad y la vida.
Señor, ayúdame a ser siempre honestos, de la palabra y obra.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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