sábado, 19 de enero de 2013

EL ESTUDIO PERSONAL ES ESENCIAL

Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas. Salmo 119:27.

La Biblia no es exaltada según su lugar entre los libros del mundo, aunque su estudio es de importancia infinita para las almas de hombres y mujeres. Al buscar en sus páginas, la imaginación contempla escenas majestuosas y eternas.  Contemplamos a Jesús, el Hijo de Dios, que viene a nuestro mundo y se ocupa en el misterioso conflicto que desconcertó a los poderes de las tinieblas. ¡Oh, cuan maravilloso, cuan increíble es que el Dios infinito haya consentido a la humillación de su propio Hijo para que nosotros fuésemos elevados a un lugar con él sobre su trono! Que todos los estudiantes de las Escrituras contemplen este magno hecho, y no saldrán del estudio de la Biblia sin haber sido purificados, elevados y ennoblecidos...
Hermosos manantiales de verdad celestial, paz y gozo se encuentran esparcidos por todo el terreno de la revelación. Estos alegres manantiales de verdad se encuentran al alcance de cada indagador. Las palabras de inspiración, ponderadas en el corazón, serán como corrientes de agua viva que fluyen del río del agua de vida... Cada vez que estudiamos la Biblia con un corazón reverente, el Espíritu Santo se acerca para explicarnos el significado de las palabras que leemos...
La apertura de la Palabra de Dios siempre es seguida por una notable apertura y fortalecimiento de las facultades humanas, porque la llegada de las palabras de Dios trae luz...
Si los pilares de nuestra fe no soportan la prueba de la investigación, es hora de que lo sepamos, porque es necio asentarnos en nuestras ideas y pensar que nadie debe interferir en nuestras opiniones. Que todo sea traído a la Biblia, porque es la única regla de fe y doctrina.
Debemos estudiar la verdad por nosotros mismos; no debiéramos depender de ninguna persona viviente para que piense por nosotros, no importa quién sea o en qué posición se encuentre. No debemos acudir a ningún ser humano como un criterio perfecto para nosotros. Hemos de buscar consejo de otros y sujetarnos unos a otros, pero a la misma vez hemos de ejercitar la habilidad que Dios nos ha dado para aprender lo que es verdad.
Cada uno de nosotros debe acudir a Dios en busca de iluminación divina, a fin de desarrollar individualmente un carácter que soporte la prueba del día de Dios. — Signs of the Times, 6 de febrero de 1893.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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