jueves, 3 de enero de 2013

¿POR QUÉ LEERLA?

Todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Mateo 7: 24-25

Muchos eruditos en literatura aconsejan leer la Biblia, pues la consideran una hermosa pieza literaria, e indudablemente lo es. Pero los beneficios de leerla van mucho más allá de la belleza artística. Si intelectualizamos la Biblia y la consideramos únicamente como un compendio de bellas historias, biografías de personajes interesantes, datos históricos y hermosos cantos y poemas, habremos apreciado apenas la forma. Pero lo que da vida no es la forma, sino lo que se esconde tras ella. Su esencia está en la mano del que dirigió la escritura de cada letra, cada palabra y cada pensamiento: ¡El propio Dios!
Cuando, guiadas por el Espíritu Santo, somos capaces de descubrir a Dios en cada texto de la Escritura, se nos abre la puerta a una esfera de relación con él que ninguna otra relación podrá sustituir. Dios, por medio de su Palabra, nos habla, nos provee dirección en la toma de decisiones, y nos da una sabiduría que va más allá de las ciencias humanas. De ese modo, nos llenamos de poder para realizar nuestros deberes diarios.
Si entre tus propósitos de año nuevo se encuentra leer toda la Biblia, ¡te felicito! No podrías haber hecho otro mejor. Pero te aconsejo que la leas por las razones correctas. No te quedes nada más en la forma, sé capaz de penetrar hasta donde puedas escuchar la voz de Dios hablando te directamente a ti. Toma cada palabra y cada promesa del Señor y hazlas tuyas. Pon su Palabra en tu corazón y deja que cambie todo aquello que necesite ser transformado.
Haz que la lectura diaria de la Biblia sea para ti un encuentro personal con tu Dios, en el que puedas apropiarte de su poder y obtener nuevas fuerzas para enfrentar los retos que cada día te propone. Tómala como tu libro de consulta para conocer la voluntad de Dios siempre que tengas una situación incierta en tu vida. Deja que el Señor te consuele cuando te sientas agobiada y reclama sus hermosas promesas. Permite que te provea salud mental cuando tus emociones te estén confundiendo y, sobre todo, llénate de su Espíritu Santo cuando seas zarandeada por el mal.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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