No pierdan la confianza, porque esta será recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, «el que ha de venir vendrá, y no tardará» (Hebreos 10:35-37).
Nadie había cruzado jamás Georgia del Sur. Es abrupta en extremo. Lo lograron gracias al genio y la sagacidad de Shackleton. Cuando el jefe de la estación ballenera los vio, rompió en llanto. Ahora el mundo sabía que un grupo de hombres estaba aislado en la isla Elefante. Pronto se organizó un plan de rescate. La primera tentativa fracasó. Los témpanos de hielo se cerraron y el barco de rescate no pudo abrirse camino hacia la isla. Se organizó un segundo intento, pero otra vez el hielo se cerró alrededor de la isla y el buque regresó. Una tercera tentativa, y nuevamente el hielo salió victorioso.
Solo después de cuatro intentos de rescate Shackleton pudo abrirse camino hasta la isla Elefante. Al aproximarse a aquel desierto de nieve y hielo, se preguntaba qué encontraría. ¿Habría todavía alguien con vida después de tantos meses de espera? ¿Habría quizá algunos sobrevivientes con la razón trastornada por el silencio y la espera?
Shackleton encontró a todos los hombres con vida, en buenas condiciones y con buen ánimo. ¿Cómo habían sobrevivido? El secreto estaba en el liderazgo del hombre que Shackleton había dejado a cargo del grupo. Cada día decía a sus compañeros: «Prepárense, muchachos. El jefe puede volver hoy». Y así, cada día se alistaban. Cada día se preparaban. Cada día estaban alerta. A pesar del largo silencio, las prolongadas adversidades, un día Shackleton regresó.
Nosotros también vivimos en un tiempo de espera. Hace más de dos mil años nuestro líder prometió a su pueblo: «Vendré otra vez». Todos los autores del Nuevo Testamento creyeron esa promesa. El mensaje neotestamentario se concentra en dos polos de la historia: la primera venida de Jesús y su segundo advenimiento. La primera venida garantiza la segunda. Porque él vino una vez y vivió con nosotros, murió nuestra muerte en la cruz del Calvario y obtuvo la victoria. Su regreso es absolutamente cierto.
No hay duda. Jesús volverá otra vez. Todo lo que ha pasado y todo lo que ha prometido lo asegura. Únete al grupo de entusiastas que no se desaniman por la larga espera.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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