El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Juan 3:5.
Con frecuencia se hace la pregunta: ¿Por qué no hay más poder en la iglesia? ¿Por qué no hay más piedad vital? La razón es que las demandas de la Palabra de Dios no son satisfechas de hecho y en verdad; no se ama a Dios por sobre todo, ni a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto abarca todo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Sean estos dos mandamientos de Dios obedecidos explícitamente, y no habrá discordia en la iglesia, no habrá desarmonía en la familia. En muchos, la obra es demasiado superficial. Las formas exteriores ocupan el lugar de la obra interior de la gracia... La teoría de la verdad ha convertido la cabeza, pero el templo del alma no ha sido limpiado de sus ídolos.
Cuando el mandamiento llegó a la mente y el corazón de Pablo, él dice que "el pecado revivió, y yo morí". En estos días de pretensiones, hay muchas conversiones fingidas. La verdadera convicción de pecado, la aflicción real del corazón por causa de la maldad, la muerte del yo, la superación diaria de los defectos de carácter y el nuevo nacimiento, representan las cosas antiguas que Pablo dice que han pasado, y he aquí todas son hechas nuevas. De esta obra muchos no saben nada. Injertaron la verdad en sus corazones naturales, y luego siguieron como antes, manifestando los mismos rasgos desdichados de carácter...
Plante un buen árbol y tendrá como resultado buenos frutos. La obra del Espíritu de Dios en el corazón es esencial para la piedad. Debe ser recibido en los corazones de quienes aceptan la verdad, y crear en ellos corazones limpios, antes que uno de ellos pueda guardar sus mandamientos y ser hacedor de la Palabra...
No se estudia la Biblia tanto como se debiera; no se convierte en la regla de la vida. Si se siguieran concienzudamente sus preceptos, y fueran la base del carácter, habría un propósito firme sobre el cual ninguna especulación comercial o asunto mundanal podría influir seriamente. Un carácter así formado y sostenido por la Palabra de Dios, soportará el día de la prueba, de las dificultades y de los peligros. La conciencia debe ser iluminada y la vida santificada por el amor a la verdad recibida en el corazón, antes que la influencia sea salvadora para el mundo.— Review and Herald, 28 de agosto de 1879; parcialmente en Reflejemos a Jesús, p. 200.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
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