Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Filipenses 4:8.
Cada día, y con mayor frecuencia, nos encontramos con personas que usan el engaño como arma para alcanzar sus objetivos. Consideran que todo medio es legítimo para llegar a un fin. Es frecuente encontrase con personas que se enorgullecen de ser tramposas, y se ven a sí mismas como ingeniosas y listas, sin darse cuenta de que esa actitud las conducirá a la cauterización de la conciencia.
Dios desea usarnos como modelos de integridad dondequiera que nos movamos. El destino de nuestras familias está en nuestras manos y hemos de conducirlas a la patria celestial por la senda de la verdad y el decoro. En este asunto no existen medias tintas; no podemos actuar dependiendo de las circunstancias, y tampoco dejarnos guiar por las conveniencias personales. La línea que separa la honestidad de la deshonestidad debe estar bien clara a la hora de actuar y decidir.
Las madres hemos de evitar confundir a nuestros hijos enarbolando frente a ellos la bandera de la integridad mientras nos ven comportarnos fraudulentamente. Actuemos como esposas cristianas al mostrar una conducta intachable frente a nuestros esposos, y con más razón cuando estemos lejos de su vista. No seamos mujeres de doble ánimo ni conducta dudosa; al actuar así nos ponemos en camino peligroso y arriesgamos el bienestar de nuestras familias, y la pureza de la iglesia del Señor.
La honestidad no tiene niveles, ni depende de las circunstancias. Hemos de hacerla parte de nosotras y convertirla en un estilo de vida. En su Palabra, Dios nos impele a una vida recta mediante las palabras del apóstol Pablo: «Les digo esto por su propio bien, no para ponerles restricciones, sino para que vivan con decoro y plenamente dedicados al Señor» (1 Cor. 7:35).
¿Qué puede ser mejor, como carta de presentación ante el mundo, que mostrar a todos que eres una mujer honesta, veraz, confiable y honrada? Una hija de Dios hecha y derecha que todos los días da pasos firmes, incólume ante la incongruencia del entorno que la rodea. Camina hoy por la senda de la integridad y te sentirás aprobada por tu Señor y por todos los que observan tus actos.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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