Ruega para que el Señor tu Dios nos indique el camino que debemos seguir, y lo que debemos hacer. Jeremías 42:3
Encontrarse en un lugar desconocido, y además no saber a dónde ir, es una circunstancia que he vivido varias veces con mucha incomodidad. Si preguntas a alguien la dirección, los bien intencionados te darán indicaciones aunque desconozcan cómo llegar al lugar al que deseas ir. Otros te asegurarán que vas en la ruta correcta, en tanto que no faltará quien te asegure que vas por el camino equivocado. Qué gratificante es encontrar a alguien que conoce el lugar y además se ofrece para conducirte a tu destino.
Son tantas las personas que han perdido la ruta de la vida... Viven una existencia sin propósito, siguiendo a los demás; y son tantas las voces que se levantan indicando la dirección, supuestamente correcta, que la existencia puede volverse un caos.
¿A quién seguir? ¿A los que se proclaman dirigentes desde los pulpitos? ¿A los que en pos de «novedosas» filosofías creen sinceramente tener la verdad absoluta? ¿O a las voces que claman desde una plataforma y, según ellas mismas dicen, poseen el derecho a decir a los demás cómo vivir? En las palabras del apóstol Juan encontramos una declaración que viene muy bien al caso: «Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios» (1 Juan 4:1).
Querida hermana, tú que ejerces un poderoso liderazgo en tu familia y con otras mujeres que buscan en ti a alguien a quien seguir, has de estar segura de que Cristo Jesús va delante de ti marcando la senda de tu vida.
Es necesario que este día, antes de iniciar tus labores cotidianas, te preguntes: «¿Refleja mi vida la vida de Cristo? ¿Soy digna del liderazgo que Dios ha depositado en mí? ¿Me ha dado Dios la autoridad para decir a los demás "Hagan lo mismo que yo"? ¿El Espíritu de Dios es quien motiva mis acciones?».
Si tus respuestas a estas preguntas han sido afirmativas, alaba al Señor y asume tu liderazgo sin temor, pues él está contigo. Si, por el contrario, tus respuestas han sido negativas, escucha la voz de Dios que te dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti» (Sal. 32:8).
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
No hay comentarios:
Publicar un comentario