martes, 28 de mayo de 2013

ORDENADOS PARA PRODUCIR FRUTOS

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5.

En el plan de restaurar la imagen divina en el hombre, se hizo provisión para que el Espíritu Santo actuara sobre las mentes humanas y que, como presencia de Cristo, fuera el instrumento modelador del carácter del hombre.

Al recibir la verdad, los hombres reciben también la gracia de Cristo y dedican sus capacidades humanas santificadas a la obra a la que él se entregó; así, los seres humanos se convierten en colaboradores de Dios. La divina verdad se pone al alcance de la comprensión de los hombres, a fin de que lleguen a ser instrumentos de Dios…

A través de la mediación de la verdad, el carácter es transformado y moldeado según la similitud divina. Pedro representa a los cristianos como los que han purificado sus almas por la obediencia a la verdad, a través de la operación del Espíritu Santo…

El propósito del cristiano es brillar. Los seguidores profesos de Cristo no están cumpliendo los requisitos del evangelio a menos que ministren a otros.

Nunca han de olvidar que deben dejar brillar su luz ante otros de manera que, al ver sus buenas obras, glorifiquen a su Padre que está en el cielo. Sus palabras siempre han de contener gracia y estar en armonía con su profesión de fe. Su obra es la de revelar a Cristo al mundo. Jesucristo y este crucificado es su tema inextinguible, del cual han de hablar libremente, extrayendo las cosas preciosas del evangelio del buen tesoro de sus corazones. El corazón que está lleno de la bienaventurada esperanza, que está henchido de inmortalidad y lleno de gloria, no puede ser tonto. Quienes advierten la presencia sagrada de Cristo no pueden hablar palabras livianas y vanas, porque han de hablar palabras sobrias, un sabor de vida para vida. No hemos de ser niños llevados de aquí para allá, sino que hemos de estar anclados en Jesucristo y tener algo de valor sólido de lo cual hablar… Los cristianos han de publicar las buenas nuevas de salvación, y nunca han de cansarse de proclamar la bondad de Dios…

Debe hablárseles a los pecadores, porque no se sabe si Dios se está moviendo en sus corazones. Nunca olvide que cada palabra que usted pronuncia en su presencia está dotada de gran responsabilidad. Hágase esta pregunta: ¿A cuántos les he hablado con mi corazón lleno del amor de Cristo acerca de la misericordia de Dios y la justicia de Cristo ? -Review and Herald, 12 de febrero de 1895; parcialmente en Cada día con Dios, p. 51.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

No hay comentarios:

Publicar un comentario