¡Ay de los moradores de la tierra. ...porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. Apocalipsis 12:12.
Jesucristo es el único refugio en estos tiempos peligrosos. Satanás obra en secreto y oscuridad. Astutamente aparca a los seguidores de Cristo de la cruz y los conduce a la autoindulgencia y la maldad.
Satanás se opone a todo lo que fortalecerá la causa de Cristo y debilitará su propio poder... El nunca descansa por un instante cuando ve que el bien está ganando ascendencia. Tiene legiones de ángeles malvados que envía a todo lugar donde la luz del cielo está brillando sobre el pueblo. Allí estaciona sus guardias para atrapar a cada hombre, mujer o niño descuidado, y pasarlos a su servicio...
Dios desea que su obra se haga inteligentemente, no de una manera descuidada. Desea que se realice con fe y exactitud cuidadosa, para que él pueda colocar su sello de aprobación sobre ella. Quienes lo aman y caminan con temor y humildad ante él, los bendecirá y guiará y conectará con el cielo. Si los obreros dependen de él, les dará sabiduría y corregirá sus flaquezas, para que sean capaces de hacer la obra del Señor con perfección.
Nuestras buenas obras por sí solas no salvarán a ninguno, pero no podemos ser salvos sin buenas obras. Y después de haber hecho todo lo que podemos hacer, en el nombre y la fuerza de Jesús hemos de decir: "Somos siervos inútiles". No hemos de pensar que hemos hecho grandes sacrificios y debemos recibir grandes recompensas por nuestros débiles servicios.
Debemos colocarnos la armadura y estar preparados para resistir exitosamente todos los ataques de Satanás. Su malignidad y cruel poder no se estiman suficientemente. Cuando se ve frustrado en algo, adopta nuevas tácticas, e intenta de nuevo, obrando maravillas para engañar y destruir a la humanidad...
Cristo lo pide todo. Retener algo no funciona. Él nos ha comprado con un precio infinito, y requiere que le rindamos todo lo que tenemos en ofrenda gustosa. Si estamos plenamente consagrados a él en corazón y vida, la fe tomará el lugar de las dudas, y la confianza el lugar de la desconfianza y la incredulidad.— Signs of the Times, 20 de abril de 1876.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
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