Esaú tenía cuarenta años cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón. Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y Rebeca (Éxodo 14:20).
Isaac había puesto grandes esperanzas en Esaú. Aprendió a admirarlo desde que era un niño hábil y talentoso. El padre disfrutaba viendo crecer a su hijo mientras dominaba la lanza, el arco y la soga. Desde pequeño aprendió a observar la conducta de los animales, así como a desarrollar la paciencia que se requiere para capturarlos. ¡Cómo gozaba Isaac cada vez que su hijo llegaba al hogar con una presa! Esaú era su orgullo: alto, apuesto, fornido. Sus blancos dientes destacaban entre el bosque velloso que cubría su cuerpo. Cada vez que entraba a casa, parecía que el aroma del campo se trasladaba al hogar. Sin duda, sería un buen líder para la familia de Isaac.
No obstante, el muchacho no tenía ningún interés en los asuntos espirituales. Más bien, «se crio deleitándose en la complacencia propia y concentrando todo su interés en lo presente» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, cap. 16, p. 157). Así que cuando se presentó una situación adversa, despreció la primogenitura (el liderazgo espiritual de la familia) y la cambió por un plato de lentejas. Luego, cuando su padre se disponía a darle su bendición antes de morir, su hermano Jacob lo suplantó y recibió la consagración que le correspondía. Esaú dejó ver su odio y juró vengarse de su hermano. Y cuando llegó el momento de buscar esposa, no se conformó con una, ¡tomó a dos jóvenes cananeas! La Biblia dice que estas muchachas provocaron una constante amargura a los padres de Esaú, debido a que sus costumbres, actitudes y desprecio a la fe hebrea lastimaban el corazón de los ancianos.
Aunque no lo creas, el momento de elegir a tu pareja representa más de lo que te imaginas. Es una decisión que llega a afectar a más personas, especialmente a tus padres y tus seres queridos. Como en el caso de Isaac y Rebeca, muchos padres cristianos tienen grandes expectativas para sus hijos. Por eso, tus decisiones sentimentales los afectarán profundamente, no solo ahora, sino también en el futuro.
Esta mañana, si todavía los tienes, te invito a integrar a tus padres en tu vida sentimental. Consúltales y coméntales tus experiencias. Y cuando llegue el momento de elegir, no olvides tenerlos en cuenta. Recuerda que ellos también serán parte de la nueva familia.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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