No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.
Mientras me desempeñaba como maestra de preescolar acostumbraba a llevar a mis alumnos a hacer recorridos por algún parque o jardín, con la finalidad de hacer más objetivas, mediante los elementos de la naturaleza, las lecciones enseñadas en el aula. Durante una de esas aventuras, los niños descubrieron algunas orugas que se retorcían, intentado avanzar, entre las verdes ramas de un árbol. Aunque con temor, se quedaron cerca y escucharon la explicación que yo les di. Al principio no podían comprender cómo aquellas orugas que les causaban temor se transformarían con el paso de los días en bellas mariposas. Parecían incrédulos, pero saber eso les hizo sentir simpatía por las orugas y las aceptaron como parte de la creación de Dios.
En la Palabra de Dios hay una promesa para nosotras que nos asegura también que todos seremos completamente transformados, de una forma tan radical como la transformación de la oruga en mariposa: «No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados» (1 Cor. 15: 51-52). Ese será un día extraordinario y yo anhelo tomar parte en dichos acontecimientos. Será el día en que Dios transforme nuestra naturaleza inclinada al mal y nos haga partícipes de la naturaleza divina. Sin embargo, mientras llega ese maravilloso momento, Dios desea hacernos objeto de su amor transformador a diario.
Nuestros malos hábitos y todo rasgo personal negativo, podrán ser transformados día a día con voluntad y con la ayuda de Dios. No nos conformemos asumiendo que nuestros defectos son frutos de la herencia y que cualquier cambio es imposible. Eso seria lo mismo que negar el poder de Dios.
Amiga, hoy es un buen momento para el cambio. Retira y sacude todo aquello que estorba tu crecimiento personal. Desafíate a ti misma y atrévete a luchar contra las malas tendencias, contra todo defecto que te impida ser plenamente lo que eres, ¡una hija de Dios, hecha para volar! «El Señor dice: "Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti"» (Sal. 32: 8).
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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