miércoles, 27 de enero de 2016

LA APESTOSA VERDAD

Báñate y perfúmate y ponte tu mejor ropa (Rut 3:3, NVI).

Y sí, todo el mundo transpira; Dios realmente nos diseñó de esa manera para que nuestros cuerpos no se sobrecalienten. Piensa en ello como una clase de… acondicionador de aire personal.
Pero, a medida que vas envejeciendo y tu cuerpo cambia, tus glándulas sudoríparas comienzan a trabajar horas extra. Y mientras que la transpiración, en sí misma, no tiene olor, las bacterias en tu piel sí lo tienen, y eso hace la diferencia en la forma en que hueles. Así que es importante que prestes más atención a tu higiene, para mantener tu cuerpo limpio.
Nada es más embarazoso que un amigo o, peor aún, alguien que no es tu amigo, te diga que te hace falta ducharte. Mantente preparado siguiendo estas consejos.
Báñate frecuentemente, y usa un desodorante que huela bien. Hay esencias hechas especialmente para muchachos o para jovencitas.
Usa tu ropa una sola vez antes de lavarla. Sugerencia: si está en el suelo, está sucio.
Manten tu habitación limpia. Si tu dormitorio huele como un vestuario de fútbol, ¡también lo hará tu ropa!
Cepilla tus dientes y usa hilo dental para que tu aliento esté fresco ¡y no asuste!
Manten tus uñas limpias y recortadas. Probablemente, no vayan a afectar el olor, pero sí tu aspecto.
Digamos la verdad: la pubertad es rara. Pero ¡también puede ser divertida! Recuerda que es parte del viaje que Dios tiene preparado para ti.
Nunca desestimes el poder de una ducha.

SPLASH:
El cuerpo humano tiene, aproximadamente, dos millones y medio de glándulas sudoríparas.

¿Y AHORA?
Si uno de tus amigos tiene un problema de higiene, ¿crees que sería mejor decírselo, o fingir que no te das cuenta?

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler
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