martes, 26 de enero de 2016

UNA DECISIÓN TRISTE

Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Salmo 37:5.

Casi todos en el campamento de Abraham se regocijaron con el nacimiento de Isaac.
La celebración por el bendecido evento era emocionante y poca atención se le prestaba a cualquier otra cosa, excepto al nuevo bebé. Pero, había dos que no reían ni sonreían: Agar y su hijo, Ismael, tenían el ceño fruncido. Estaban celosos.
¡Eh!, pensó Agar. Yo era la esposa más importante hasta ahora.
Ismael escupió su propio odio también: Ahora no tendré ninguna atención, con este Isaac dando vueltas.
Los años pasaron, y continuaron preocupándose por pequeñeces y enfureciéndose. Cuando los niños crecieron hasta convertirse en adolescentes, Ismael se atrevió a burlarse de Isaac abiertamente.
Eso fue demasiado para Sara. Vio, en este adolescente, una permanente fuente de problemas. Así que fue hasta su marido con un pedido que sacudió el corazón de Abraham.
“Despídelos a ambos”, lo urgió Sara. “Ahora, ¡antes de que destrocen este hogar!” Abraham estaba terriblemente perplejo.
¿Qué debia hacer? ¿Cómo podía despedir a su querido hijo Ismael? Aunque estaba triste por el pedido de Sara, sabía que Dios escucharía su llanta je suplicaría qyuda a su mqjor Amigo. “Mediante un santo ángel, el Señor le ordenó que accediera a la petición de Sara; que su amor por Ismael o por Agar no debía interponerse, pues solo así podría restablecer la armonía y la felicidad en su familia’ [Patriarcas j profetas, p. 112).
El ángel prometió a Abraham que, aunque Ismael sería separado de él, Dios cuidaría al joven y que, finalmente, este hijo de Agar se convertiría en padre de una gran nación.
“Abraham obedeció la palabra del ángel, aunque no sin sufrir gran pena. Su corazón de padre se llenó de indecible pesar al separar de su casa a Agar y a su hijo” (ibíd.).
Si Abraham y Sara hubieran confiado en Dios completamente cuando este les dijo que tendrían un hijo y no hubieran tomado el asunto en sus propias manos, todo este triste asunto nunca habría ocurrido. Dejar a Dios cumplir su promesa en su propio tiempo y forma habría traído mucha más felicidad y gozo a sus vidas.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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