La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella; el mundo y todos sus habitantes le pertenecen. Salmo de David
Dios dijo a los primeros seres humanos: “Llenen el mundo y gobiérnenlo” (Gén. 1:28). Así, nos hizo administradores de la tierra y sus recursos. Fíjate en el matiz: “Del Señor es el mundo entero, con todo lo que en él hay, con todo lo que en él vive ” (Sal. 24:1); es decir, no somos los propietarios, somos los inquilinos. Muchos inquilinos dejan destrozada la vivienda cuando se van, pero ¿puede actuar así un inquilino que ama al propietario, que lo respeta y que se siente administrador de los bienes que le confía para su disfrute?
El tipo de relación que establezcas con tu entorno se basará en el tipo de relación que hayas establecido con Dios, su propietario.
Miremos a nuestro alrededor: cada día aumenta más la contaminación; el cambio climático se siente por todas partes; la deforestación está desertificando nuestros países; la urbanización incontrolada en aras de la economía nos impide el contacto con la naturaleza en nuestra vida diaria… Como mínimo, hemos de preguntamos: ¿hay algo que yo, como cristiana, pueda hacer para revertir esta situación?
Vivir responsablemente, entendiendo que “dominio” no equivale a “destrucción”; ese es el primer paso. No tenemos derecho a hacer lo que queramos con el medio ambiente. Hemos de cuidarlo responsablemente para que llegue en buen estado a las generaciones futuras. Con nuestro ejemplo a través de una manera de vivir ecológica, estaremos dando un mensaje certero. ¿Cómo? Descartando una relación con el entorno basada en la ambición, en los intereses egoístas, en deseos personales, y encontrando un equilibrio en nuestra vida diaria que contribuya al delicado equilibrio de la naturaleza.
El naturalista escocés Gavin Maxwell cuenta que, en una ocasión, paseaba por la playa con dos cachorros de nutria que cuidaba, cuando un pastor anglicano, rifle en mano, les disparó y los mató. Ante el reproche de Maxwell, el líder religioso se justificó así: “Dios dio al hombre control sobre las bestias del campo”.* ¿Crees que se puede excusar la falta de sentido común y de sensibilidad hacia la naturaleza apelando a un texto bíblico? Mantengámonos humildes ante Dios en nuestra relación con sus criaturas.
*Artículo publicado en The Observer, el 13 de octubre de 1963.
*Llenen el mundo y gobiérnenlo” (Gén. 1:28).
Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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