domingo, 24 de abril de 2016

¿AÚN ESTÁS PENSÁNDOLO?

Los ricos que no saben usar sus riquezas son de una pobreza incalculable. Jenofonte

No todos los niños son como el del relato de ayer, los hay como la sobrina de una mujer de mi iglesia. La pequeña tiene nueve años y recientemente le pidieron que hiciera un trabajo para la escuela. El tema era: “Si te dieran un millón de dólares, ¿qué diez cosas harías con él?” Cuando llegó a casa, tomó una hoja en blanco y comenzó su lista: “Número 1, apartar 100.000 dólares de diezmo”.
Esa muchachita tiene una gran riqueza de espíritu; para ella, la fidelidad a Dios es la mayor de sus prioridades. Y nosotras, ¿qué hubiéramos puesto de primer lugar en la lista? ¿Con qué orden de prioridades administramos nuestros recursos? Tengamos mucho o tengamos poco, a nadie le resulta fácil prescindir de una parte (y cuanto mayor la parte, más nos duele).
Esta dificultad de deshacemos del dinero la ilustró con gran acierto el comediante Jack Benny.
El contaba que, un día, iba caminando por la calle cuando un ladrón se le acercó y le dijo: “Elige, el dinero o la vida”. Se produjo una larga pausa. Pasados varios minutos sin que Jack dijera nada, el ladrón demandó: “¿Y bien, qué prefieres?” Jack contestó: “Aún estoy pensándolo”.*
A veces actuamos con Dios de forma semejante: nos lo pensamos demasiado antes de responder fielmente a sus demandas. Parece como si para nosotras Dios fuera un ladrón que nos pone a elegir entre el dinero o la vida, en lugar de un Padre que nos invita a usar los recursos que nos ha dado de tal manera que tengamos vida.
Elena de White escribió: “El sistema de los diezmos y de las ofrendas tiene por objeto grabar en las mentes humanas una gran verdad, a saber, que Dios es la fuente de toda bendición para sus criaturas, y que se le debe gratitud por los preciosos dones de su providencia” (Patriarcas y profetas, cap. 50, p. 506). Si para ti supone un problema este aspecto de la vida cristiana, recuerda que la riqueza que importa es la que permanece para vida eterna (ver Juan 6:27). Porque si no somos honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién nos confiará las verdaderas?(Luc. 16:11).

“Honra al Señor con tus riquezas” (Prov. 3:9).

* Michael P. Green, lllustrations for Biblical Preaching [Ilustraciones para una predicación bíblica] (Florida: Baker, 1990), pp. 248, 249.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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