“Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra’ Génesis 1:26
E. O. Wilson, célebre científico y naturalista de Harvard, captó mi atención con sus primeras palabras de su libro The Creation: “Pastor, necesitamos su ayuda. La creación -la naturaleza viva- tiene serios problemas. Los científicos calculan que, si la conversión del hábitat y otras actividades humanas destructivas prosiguen a su ritmo actual, la mitad de las especies de plantas y animales de la tierra podria o desaparecer o, al menos, quedar condenada a una extinción temprana para finales de siglo. Nada menos de la cuarta parte caerá hasta este nivel durante el próximo medio siglo como consecuencia del cambio climático por sí solo. Se calcula que la tasa de extinción actual, según las estimaciones más conservadoras, es aproximadamente cien veces superior a la imperante antes de que los seres humanos aparecieran sobre la tierra [nosotros diríamos desde la caída], y se espera que llegue a ser hasta al menos mil veces mayor o más en las próximas décadas. Si este aumento prosigue sin cesar, el coste para la humanidad en riqueza, seguridad ambiental y calidad de vida será catastrófico” (The Creation, pp. 4, 5).
¿Cómo responderías tú? El mundo en esta época piensa, habla y vota “verde”: la conservación de la naturaleza y de la madre tierra. Pero nuestro texto de hoy revela que Dios viene pensando “verde” desde la primera semana de la creación. Por ello, ¿sorprende que el sábado sea el “Día de la Tierra” designado en su origen por Dios para su “agenda verde” desde el comienzo? Y, dada la apasionada preocupación de científicos como E. O. Wilson, ¿no debería seguirse que el pueblo del sábado, de entre toda la gente de la tierra, estaría en la vanguardia de conservar la creación de Dios?
Como adventistas del séptimo día, escogemos vivir por los credos siguientes: 1o. No somos el producto de la probabilidad aleatoria de la selección natural, sino que somos la creación de un Creador amante e inteligente. 2o. Dios dio a la humanidad, como memorial de su creación, el sábado, en el cual reposamos en su amistad y celebramos su obra. 3o. Así que se nos recuerda cada séptimo día que este mundo de la naturaleza es el legado de Dios a nosotros para que lo cuidemos. 4o. Finalmente, aunque reconocemos que la creación nunca sanará del todo de su obvia disfunción hasta la erradicación final del mal, y aunque, verdaderamente aguardamos con impaciencia el regreso de nuestro Creador y Salvador, creemos, no obstante, que se requiere de todos los que somos hijos del Creador nuestro cuidado de la creación de Dios. ¿No estás de acuerdo?
Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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