“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”. Juan 13:35
Te seré franco. Cuando medito en el mandato de Jesús en el aposento alto relativo al amor mutuo y reconozco que dijo a sus discípulos lo que ha de ser la característica distintiva de sus verdaderos seguidores en la tierra, lo que me resulta tremendamente novedoso y tristemente evidente es lo que no dice. Por favor, observa que Jesús no dice: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si guardáis el sábado”. Que nadie se confunda. Se está dirigiendo a un recinto lleno de seguidores que observaban el sábado, los cuales lo hacían desde su primer aliento hasta el último. Es el día de los elegidos. Pero, curiosamente, Jesús no declara que el sábado sea la característica distintiva de sus verdaderos seguidores.
Tampoco declara: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si esperáis mi segunda venida”. Aunque solo momentos después en el aposento alto Jesús pronunciará la más amada de las promesas -“No se turbe vuestro corazón; […] vendré otra vez” (Juan 14:1-3)-, no declara que la esperanza en el segundo advenimiento sea la característica distintiva de su pueblo verdadero. Aunque, obviamente, no denigra ni niega ninguno de los dos, Jesús declaró que el mundo no reconocería a sus elegidos ni por el “séptimo día” ni por el “adventismo” de la verdad bíblica.
Ni siquiera la purificación del santuario y el juicio final o las 28 Creencias Fundamentales aparecen en la terminación de la declaración de Jesús en el aposento alto: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos…”
La verdad que tan tremendamente obvia resulta en la instrucción y orden final de Jesús a sus discípulos se vuelve aún más irresistible si observamos lo que Jesús no declara que sea la marca identificativa de su verdadera iglesia en la tierra. En vez de ello, leemos su declaración inconfundible, inequívoca, incondicional de aquella noche: “En esto conocerán todos -rojos y amarillos, negros y blancos, gente con formación e iletrados, países desarrollados y en vías de desarrollo- que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”.
Sí, puedes celebrar la alegre nueva de la gracia divina de que has sido elegido. Pero que quede claro que ¡has sido elegido para amar de la misma forma que lo hizo Jesús!
Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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