“Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor” (Ezequiel 28:17).
El 20 de enero bien podría denominarse el “Día de los Presidentes” de Estados Unidos. Un día como hoy juraban en su cargo presidentes como Dwight D. Einsenhower, John F. Kennedy, Richard Nixon, Ronald Reagan, George Herbert Walker Bush, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. Sí, todos ellos tomaron posesión de su cargo un 20 de enero.
¿Te has preguntado alguna vez qué se siente estar al frente de la nación más poderosa de la Tierra? ¿Cómo se sentiría ser el Comandante en Jefe del ejército no solo más poderoso, sino también con mayor capacidad destructiva? Alguien ha dicho, con justicia, que se conoce verdaderamente el carácter de una persona cuando tiene poder. Muchos venden su alma por un poco de poder. Hay otros que llegan al poder sin transgredir sus principios, pero que terminan corrompidos por el magnetismo que ejerce. Después de todo, no es fácil mantenerse en el poder. En todos los casos, el poder termina transformándose en un fin en sí mismo.
La Biblia presenta el caso de alguien que, si bien tenía una posición de privilegio, aspiró al poder absoluto. Porque esa fue la intención de Lucifer, el primero entre los ángeles, que no se contentó con ser primero entre las criaturas: “En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. […] Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor” (Eze. 28:13,17). Eso lo llevó a desear ocupar el Trono del universo: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono […] sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isa. 14:13). Sí, fue su delirio de poder lo que lo llevó a pecar: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (28:15).
A los jóvenes se nos pide que soñemos en grande; que tengamos aspiraciones elevadas; que seamos cabeza de león, y no cola de ratón. No está mal; pero solo si consideramos esas metáforas como oportunidades de servicio, y no como medios para alcanzar poder y reconocimiento. De acuerdo con Jesús, la grandeza está en el servicio, y no en el poder y el liderazgo en sí mismos. Hoy, pidamos que Dios acomode nuestros planes y proyectos a su ideal de servicio. MB
Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
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