“Jerusalén está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego. Venid y reconstruyamos el muro de Jerusalén, para que ya no seamos objeto de deshonra” (Neh. 2:17).
Cuando Nehemías, que estaba sufriendo el exilio en Persia, se enteró de la lamentable situación de Jerusalén, lloró. También ayunó, y buscó la ayuda de Dios. Tendidas sobre los escombros de los muros derruidos parecían estar, también, las promesas de Dios para su pueblo, junto con las esperanzas del profeta. Sin embargo, el Señor escuchó las oraciones de Nehemías y le mostró cómo proceder con la reconstrucción de los muros y de la ciudad. Más importante aún, le recordó que él es el Dios de los nuevos comienzos.
Una de las cosas que Nehemías pidió a Dios en oración durante sus meses de ayuno fue que le concediera hallar gracia ante los ojos del rey Artajerjes. Un día, el rey le preguntó a Nehemías por qué se veía tan triste. Haciendo una oración silenciosa para recibir sabiduría, Nehemías presentó cuidadosamente su dilema ante el rey. El Señor no solo concedió a Nehemías hallar gracia ante los ojos del rey, sino también dispuso que el rey fuera el canal a través del cual el Cielo financiaría el proyecto de restauración. Además, el rey dio autoridad a Nehemías a fin de dirigir el proyecto de reconstrucción, a pesar de la oposición de los enemigos de Israel en las naciones vecinas. Así actúa nuestro Dios.
Nehemías puedo llevar a cabo tanto la reconstrucción de la ciudad como la del Templo, el lugar de adoración de Dios en la tierra. La tarea fue dura, la oposición fue intensa, pero el muro se reconstruyó. En agradecimiento, Nehemías declaró que todo Israel debía participar en una celebración de alabanza al Dios de la restauración y de los nuevos comienzos (Neh. 8:2). Dijo: “Porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (vers. 10).
¿Hay en tu vida relaciones o sueños destrozados? Dios puede recoger los pedazos y crear un nuevo comienzo para ti. Él te promete: “Yo os restituiré los años que comió la oruga” (Joel 2:25). Hoy, al comenzar este nuevo año, Dios te ofrece restaurarte, y acercarse a ti con esperanza y sanidad. Para Dios, nada es imposible.
Este es un nuevo día para ti, y con él se te presenta un nuevo comienzo; créelo. También es el comienzo de un año nuevo y emocionante, ideal para profundizar tu experiencia con Dios como nunca antes. “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!” (Sal. 100:4).
Acepta la restauración y la liberación que Dios te ofrece, y disfruta de un feliz y bendecido año nuevo.
Tomado de lecturas devocionales para Damas 2017
VIVIR EN SU AMOR
Por: Carolyn Rathbun Sutton – Ardis Dick Stenbakken
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