viernes, 3 de febrero de 2017

DE CAMPAMENTO CON JESÚS

“Durante esos siete días todos ustedes […] vivirán bajo enramadas, para que todos sus descendientes sepan que, cuando yo saqué de Egipto a los israelitas, los hice vivir bajo enramadas” (Levítico 23:42,43).

Jacques Doukhan, uno de mis profesores en el seminario, solía burlarse de quienes decían que les gustaba acampar. “¡Imposible disfrutarlo -decía- Dormir sobre el duro suelo, comer comida basura, pasar frío o calor, e ir al baño en sitios en los que evitarías ir a toda costa cualquier día normal”. Yo estaba totalmente en desacuerdo, porque siempre me ha gustado acampar. Me encanta el aire libre, sentarme en torno a una crepitante fogata, alzar la mirada y contemplar miles de estrellas… Me encanta levantar la tienda y cocinar en un hornillo. Sin embargo, la última vez que fui de campamento estaba embarazada de seis meses y debo admitir que, cuando tenía que caminar un kilómetro y medio para ir al baño siete veces durante la noche, o simplemente tratar de darme la vuelta en mi saco de dormir, pensaba: “¡Quizá Jacques Doukhan tenga razón!”
Levítico 23 nos dice que Dios dio instrucciones a su pueblo para que acampasen. Estableció una fiesta, durante el otoño, que duraba siete días. Durante ese tiempo tenían que vivir en tiendas de campaña porque, después de que Dios los había sacado de Egipto, vivieron en tiendas en el desierto. Esta alegre festividad hacía revivir a los israelitas su liberación después de cuatrocientos años de esclavitud en Egipto. Más tarde, ya en la tierra de Canaán, continuaron recordando que Dios los había liberado y les había entregado la tierra que había prometido a Abraham siglos antes. Muchos judíos continúan celebrando esta festividad; se llama Sukkot en hebreo, o Fiesta de las Cabañas. Construyen cabañas con ramas de árboles, en algunas ocasiones en sus jardines. Amigos y familiares vienen para sentarse en la “cabaña” y comer con ellos. Es un recordatorio de que el Dios del cielo bajó a la tierra, sacó a su pueblo de la esclavitud y les llevó a la tierra prometida.
La próxima vez que vayas de campamento, trata de pensar en toda una nación viviendo de este modo, en pleno desierto, durante cuarenta años. Recuerda, mientras plantas tu tienda y preparas el fuego, que Dios te ha rescatado de la esclavitud del pecado y la muerte. Toma un momento para darle las gracias por tu libertad. MH

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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