Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. 1 Pedro 3: 7.
Muchas familias en buena relación acaban enemistadas por asuntos de herencias. Gisele Sousa Dias (Clarín, 16-11-2009) estima que, de diez sucesiones, siete son conflictivas. Dice que solo en la ciudad de Buenos Aires hay unas treinta y cinco mil familias enemistadas por algún problema de herencia. Yo pago alquiler y tú tienes tu propia vivienda, ¿cómo nos va a tocar recibir lo mismo?. Yo cuidé de mamá durante los cinco últimos años y tú no ayudaste ni enviaste dinero… son ejemplos de argumentos comunes. En la disputa se evocan encuentros del pasado, frases o insinuaciones del difunto que indican que las cosas deben hacerse de forma distinta a lo testado… y así se deteriora la relación hasta el punto de no haber remedio aparente a corto plazo, y muchas veces la muerte de los encartados llega antes que la reconciliación. Y es que la solución no es nada fácil pues, aunque el testamento esté claro desde el punto de vista aritmético, el corazón humano es egoísta, duro y orgulloso y tales rasgos florecen en estas situaciones.
El texto de hoy presenta a dos coherederos: esposo y esposa. La herencia es nada menos que la vida eterna. Evitar el maltrato físico o verbal en la pareja es solo un primer paso. El apóstol Pedro llama al varón a dar honra a la mujer. Y para dar fuerza a su consejo, presenta un argumento de peso: ella es coheredera con derecho idéntico a la herencia de la vida eterna. Insta al esposo a desplegar además el trato amable, cariñoso, tierno y suave que se dispensa a un recipiente frágil y valiosísimo.
Este llamamiento a los maridos sugiere un gran paso que va más allá de las particiones idénticas. Como en el caso de las herencias terrenales que encuentran posesiones indivisibles, la responsabilidad y el amor no es susceptible de particiones iguales. Por eso añade el apóstol el concepto de vaso más frágil. Está invitando al esposo a ser generoso, magnánimo, espléndido, desinteresado y altruista con su mujer. En los próximos días, prueba a sobrepasar el concepto de dar el 50% y recibir el 50% en tu vida conyugal; ofrece el 100% cuando sea posible. Y si no eres casado, el resto de 1 Pedro 3 está dedicado a las relaciones en general: sé de un mismo sentir con otros, compasivo, expresando amor fraternal, misericordia y amigabilidad (1 Pedro 3:8).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020.
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020
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