«Como el ave que vuela presurosa hacia la red, sin saber que eso le costará la vida» (Proverbios 7:23).
Gabriel García Márquez, el ilustre escritor colombiano, narra una estremecedora historia en Crónica de una muerte anunciada. Todo el pueblo sabe que van a matar a Santiago Nasar porque ha sido acusado de deshonrar a Angélica Vicario. Solo él y su madre ignoran el plan de los hermanos Vicario para acabar con su vida. Parece que nada lo va a librar de la muerte. Santiago ni se imagina que los indignados familiares llevarán a cabo semejante acción. Más bien, el día fatídico se levanta como cualquier otro, dispuesto a cumplir sus deberes cotidianos, pero seguido por las miradas desconfiadas de la gente, que sí sabe sobre su triste futuro. El crimen se comete a pesar de que muchos conocen los planes de los agresores.
¿Es culpable Santiago Nasar de la acusación de Angélica Vicario? No vive para defenderse. El crimen deja una profunda cicatriz en los habitantes del pueblo, quienes hablan del homicidio durante mucho tiempo.
¿Es posible que haya circunstancias que resultan obvias para los demás, pero que son imperceptibles para los afectados? Sin duda. Hay historias cuyo final es muy evidente, salvo para sus propios protagonistas. ¿Qué va a pasar si ingieres drogas, te lías con delincuentes, llevas una vida promiscua y dejas de estudiar? El resultado es más que obvio. Te esperan problemas, que pueden ir desde la prisión hasta enfermedades que te cuesten la vida. ¿Por qué resulta tan difícil darse cuenta de las cosas evidentes? Tal vez, por nuestra propia forma de organizar la vida, por nuestra ideología, prejuicios o temores.
Uno de los grandes peligros de estar encaprichado con una persona es que te ciega ante realidades que resultan obvias a quienes te rodean. Por eso es importante escuchar a los demás para percibir peligros y situaciones que los otros pueden observar y que a nosotros nos parecen ocultas. Y si alguien te dice que él o ella no te conviene o podría meterte en problemas, ¿no crees que vale la pena escuchar con calma? Personalmente, he conocido historias que eran la crónica de un desastre amoroso anunciado, pero los chicos o las chicas se aferraron con uñas y dientes solo para ganarse heridas cuyas cicatrices tardarían en cerrar. Lo cierto es que las acciones del pasado reclamarán un día nuestra atención, y cuanto más graves hayan sido, peores serán las consecuencias.
Pide al Señor que tu relación amorosa no sea la crónica de un fracaso anunciado. Presta oído a tus seres queridos y a la gente con experiencia. Es posible que ellos sí perciban lo que tú no ves.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020.
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