Durante esa época, un congresista llamó al presidente para instarlo a que los soldados de los estados del este y del oeste se unieran a la formación de grupos del ejército. El presidente estuvo de acuerdo en que esto promovería un espíritu de unidad nacional y le escribió una nota al Secretario de Guerra, sugiriendo el traslado de algunos de los regimientos.
Edwin Stanton se negó a llevarlo a cabo.
—Pero tenemos una orden del presidente, señor -dijo el congresista.
—¿Lincoln te dio una orden de este tipo? -preguntó el secretario.
—Así es, señor.
—¡Entonces es un tonto!
—fue la respuesta.
Al volver a la residencia oficial, el congresista informó a Lincoln de lo que había sucedido.
—¿Dijo Stanton que soy un tonto?
—Sí, señor; y lo repitió.
—Si Stanton dice que soy un tonto —concluyó el presidente reflexivamente—, entonces debo de ser un tonto; porque él siempre tiene razón.
Lincoln se acercó a la oficina de su Secretario de Guerra y, luego de dialogar sobre el asunto, terminó estando de acuerdo con él. Esta pequeña historia muestra la belleza de la verdadera humildad. La humildad no se enoja ante los insultos. No hay necesidad de defender tu orgullo luchando contra quienes tienen una opinión negativa sobre ti. La verdadera humildad significa estar dispuesto a admitir que cometiste un error. La humildad de Lincoln quizá sea una razón por la que Edwin Stanton, finalmente, dejó de insultar a Lincoln y lo llamó «el gobernante más perfecto que el mundo haya visto».
«Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor» (Efe. 4:2).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.
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