El imponente monumento circular de Stonehenge, en Inglaterra, impresiona a los sentidos humanos. Al atardecer, cuando el sol confiere sus sombras, se proyectan esas gigantescas edificaciones de piedra sobre la tierra, dando como resultado una escena única en todo el mundo. La vista es tan especial que cada año recibe miles de visitas.
Muchos ansían ingresar a lugares «sacros» para llenar su vacío interior y sus inseguridades. Y por eso visitan lugares como Stonehenge, o consultan la astrología, o creen en la hechicería, el horóscopo o las cartas del tarot. Buscando «refugios» van dirigiendo sus pasos, sin darse cuenta, hacia los caminos del engaño y el error. Solo en Dios encontramos protección, victoria y seguridad.
Él nos rodea de un círculo sagrado, que es su cuidado y protección. Él siempre ha estado pendiente de sus hijos que confían en él y le son obedientes. Lo vemos una y otra vez en la Biblia, pero hay un pasaje en especial que quiero traer a tu memoria esta mañana. Se trata del capítulo 6 de Josué.
En esa experiencia de Josué vemos claramente los círculos de protección divina cubriendo a sus hijos cuando estos confían en él y son obedientes a sus indicaciones. El pueblo obedeció órdenes sumamente extrañas: rodear la ciudad una vez al día durante siete días; siete sacerdotes con siete trompetas irían delante del arca y el séptimo día tendrían que dar siete vueltas en vez de una. Los sacerdotes debían tocar las trompetas y en el momento indicado todo el pueblo participaría también, gritando a gran voz. Entonces, por la palabra de Dios y la perfecta obediencia, «el muro se derrumbó» (Jos. 6: 20, RV95). Porque no hay edificación construida con manos humanas que no sucumba ante el poder de Dios.
«Por fe cayeron los muros de la ciudad de Jericó, después que los israelitas marcharon alrededor de ellos durante siete días» (Heb. 11:30). Por fe caerán también los muros que acechan tu vida. Dios pone un círculo alrededor de ti para protegerte y hacerte saber: «Aquí estoy, hija mía, a tu lado; no temas».
El Dios del cielo, poderoso y verdadero, destruirá las grandes murallas que tú no puedes hacer caer. Sigue el manual de instrucciones divinas que hay en su Palabra, y entrarás a un círculo de protección sagrada. Con tus ojos verás la victoria que él te dará.
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