miércoles, 6 de marzo de 2013

GORJEOS


Lugar: Virginia, EE.UU. 
Palabra de Dios: Juan 3:8

Chirp, chirp, chirp, chirp. Miré alrededor de mi oficina, preguntándome de dónde vendría ese ruido. ¿De la izquierda? ¿De la derecha? No, parecía provenir justamente de arriba de mí. Miré hacia arriba, pero no vi nada.
-Chirp, chirp, chirp, chirp.
"¿Qué es ese ruido?" me pregunté. Sonaba como un grillo. Pero, cuando miré a mí alrededor, no había ningún grillo. El ruido era tan fuerte que no podía concentrarme en lo que estaba haciendo. Caminé hacia el pasillo y di vuelta la esquina. Todavía podía escuchar el ruido; así de fuerte era.
Cuando volví a mi oficina unos minutos más tarde, encontré a un compañero de trabajo dando vueltas, revisando las plantas y mirando debajo de mi escritorio.
-Viene de allí arriba -le dije, señalando el cielorraso.
Él giró la cabeza para escuchar, y luego asintió. Sí, sabíamos que el grillo estaba allí arriba, aunque no podíamos verlo.
Mi compañero de trabajo se sacó el zapato y lo arrojó al aire. Cuando chocó contra el cielorraso, se hizo silencio.
-Volverá -dijo.
Y sí, unos minutos más tarde los ruidos comenzaron nuevamente.
Aunque no podía ver el grillo, sabía que estaba allí. Y así ocurre con el Espíritu Santo. No podemos verlo, pero podemos saber que está trabajando. Jesús dijo: "El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu".
El Espíritu Santo puede cambiar tu vida, si se lo permites. ¿Por qué no lo invitas a que entre en tu corazón hoy?

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

COMIENZA A ENSAYAR


Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!». Apocalipsis 5:13.

Cuando leo en la Palabra de Dios las descripciones de nuestra vida en la tierra nueva, lo que más disfruto es la participación activa que tendremos en ese nuevo escenario. Sembraremos, comeremos de nuestras cosechas, alabaremos al Señor con voces perfectas como miembros del coro celestial, entre muchas otras cosas.
En el libro de Apocalipsis, en la descripción de la tierra nueva que Juan vio en visión, encontramos la siguiente expresión: «Cantaban con todas sus fuerzas» (Apoc. 5:12). ¡Qué maravilloso momento! Cantaremos con todas nuestras fuerzas... ¿Alguna vez has cantado así? El coro celestial estará integrado por todos los salvados; tú y yo podremos participar. El único requisito será tener en el corazón una alabanza constante. No nos preocupemos ahora por las voces imperfectas que tenemos, pues nuestro Salvador las perfeccionará maravillosamente.
Amiga, nuestra vida terrenal es una extensión de la vida eterna en el reino de Dios. Hoy es cuando comienza la eternidad, y también deben iniciar nuestra alegría y nuestro regocijo por todo lo que pronto sucederá. Ese cántico de alabanza debe comenzar a generarse ahora mediante una actitud de contentamiento y gratitud, de tal manera que sobrepase las fronteras de nuestra alma y salga a torrentes por nuestros labios. Ahora comienza el ensayo del canto más hermoso que jamás haya escuchado oído humano: «¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!» (Apoc. 5:12).
Reúnete con tu familia, con tus amigas, con los miembros de la comunidad cristiana que habita este planeta, ¡y ensaya, ensaya, ensaya! Alabemos con todas nuestras fuerzas, de tal manera que ahuyentemos de nosotras el pesimismo, las preocupaciones banales y la incertidumbre que cubre este planeta con un manto lúgubre. Generemos con nuestro canto optimismo, esperanza, seguridad y fe en nosotras mismas, en nuestros amados y en todos los que viven lejos del Redentor. Comienza a cantar junto con las aves que surcan el cielo cada amanecer. ¡Esa es la tarea de hoy! ¡Hazla! ¡Alaba, canta! ¡Dios está contigo!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

¿RIVALES DE AMBANI?


Ciudad amurallada es la riqueza para el rico, y este cree que sus muros son inexpugnables (Proverbios 18:11).

¿Has oído hablar de la residencia Antilia de Mukesh Ambani en Bombay India, que tiene veintisiete pisos y vale casi dos mil millones de dólares? Pues cerca de allí se construyó un inmueble que le hace competencia en el horizonte salpicado de rascacielos de Bombay el edificio Singhania de Gautama inghania, que controla el Grupo Raymond, fabricantes de ropa.
Vistos a distancia, los dos edificios son notablemente similares. Ambos tienen elevadas columnas, enormes ventanales que miran hacia el mar y casi idénticas y complicadas fachadas. Ambos cuentan con un sentido similar de las proporciones y destacan la grandiosidad. En una ciudad donde el espacio se considera como el mayor de los lujos, ambos edificios proclaman a voz en cuello su exclusividad. A diferencia del Antilia, que tiene veintisiete pisos, desde el principio el Singhania fue una construcción misteriosa; no tenía una cantidad determinada de pisos ni fecha de conclusión. Eso sí, se planearon cinco pisos solamente para estacionamiento de automóviles y un piso completo para el museo en donde Gautama alojaría su colección de piezas de jade.
Es curioso, no obstante, que Mukesh Ambani y Gautama Singhania no sean los únicos multimillonarios que se construyen esta clase de edificios. Varios otros industriales de Bombay edificaron elevados rascacielos para su uso privado. Venugopal Dhoot, presidente de Industrias Videocom, se hizo su propia torre residencial en Mahalakshmi. Y la lista continuaría un buen rato.
Gulam Zia, de una exclusiva agencia inmobiliaria, dijo: «En la última década, los ricos de Bombay han salido al mercado en plan de venganza, buscando edificios distinguidos y atuendos exclusivos». Luego concluyó: «Las torres exclusivas de apartamentos satisfacen la misma necesidad de reconocimiento entre sus opulentos propietarios cuyo número sigue creciendo».
Necesidad de reconocimiento, búsqueda de seguridad, deseos de impresionar a otros; la vieja inclinación de la humanidad a parecer antes que ser. Tristemente, la búsqueda de satisfacción en el reconocimiento de otros está condenada al fracaso porque los demás buscan lo mismo. Buscar reconocimiento, no darlo, es la estrategia humana.
Te animo a que sigas un camino diferente. Busca el reconocimiento de Dios. Haz de su aprobación el más codiciado de tus premios. Permite que él sea la torre de tu fortaleza.  Imagínalo que bonito sería que cuando otros conversen contigo durante este día, lleguen a la conclusión de que tu vida está escondida con Cristo en Dios (Col. 3:3).

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL GOZO DE AVANZAR LA OBRA DE DIOS


Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. 1 Crónicas 29:16.

En la construcción del templo, el pedido de fondos recibió una respuesta calurosa. El pueblo no dio a regañadientes; se alegraron en la posibilidad de erigir un edificio para la adoración de Dios. Donaron más que suficiente para ese propósito. David bendijo al Señor ante toda la congregación, y dijo: "Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29:14)...
David entendía bien de quién procedían todas sus posesiones. Ojalá que todos los que hoy día se gozan en el amor de un Salvador advirtieran que su plata y su oro es del Señor, y deben ser usados para promover su gloria, y no retenidos de mala gana para enriquecerse y gratificarse a sí mismos. Él tiene un derecho indisputable a todo lo que le ha prestado a sus criaturas. Todo lo que ellas poseen es suyo.
Hay objetivos elevados y santos que requieren medios; cuando estos se invierten, le rendirán al dador un disfrute más elevado y permanente que si se los gastara en la gratificación personal o se los acumulara egoístamente por la avaricia de obtener ganancias...
Muchos retienen egoístamente sus medios y calman su conciencia con un plan de hacer algo grande para la causa de Dios después de su muerte. Hacen un testamento para donar una gran cantidad a la iglesia y sus agencias, y luego se tranquilizan con la sensación de que han hecho todo lo que requiere de ellos. ¿De qué manera se han negado a sí mismos en este acto? Por lo contrario, lo único que exhiben es egoísmo. Cuando ya no tengan uso alguno para su dinero, proponen dárselo a Dios. Pero lo retienen mientras puedan, hasta que son obligados a renunciar a él por un mensajero que no puede rechazarse.
Dios nos ha hecho a todos sus mayordomos, y en ningún caso nos autoriza a descuidar nuestro deber o dejar que otros lo cumplan. El pedido de medios para avanzar la causa de la verdad nunca será más urgente que ahora. Nuestro dinero nunca hará una mayor cantidad de bien que en el presente... Si dejamos que otros cumplan lo que Dios nos ha dejado a nosotros, obramos mal para con nosotros y Aquel que nos dio todo lo que tenemos... Dios desea en este asunto que todos sean los ejecutores de su propio testamento mientras estén vivos.— Review and Herald, 17 de octubre de 1882.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

martes, 5 de marzo de 2013

TIEMPO DE FLORECER


Lugar: Suecia
Palabra de Dios: Gálatas 4:4; 1 Timoteo 6:15.

Si quieres saber qué hora es, sal afuera y observa algunas flores. Eso es lo que Carlos Linneo, un naturalista del siglo XVIII, descubrió mientras recorría Suecia coleccionando y observando diferentes tipos de plantas.
Una mañana de verano, se despertó temprano para salir y observar un par de especies de flores silvestres. Notó que a las 6:30 de la mañana las flores de la "Barba de halcón" se habían abierto complemente, mientras que las flores de una planta parecida al "Diente de león" no se habían abierto todavía, y no lo harían durante media hora más.
Linneo creía que podía decir la hora tan solamente con mirar una cantidad de flores, así que comenzó a registrar el momento en que las flores se abrían durante el día. La más madrugadora de su jardín era la "Barba de cabra", una flor que se abría a las 3 de la mañana. La "Achicoria silvestre" se abría una hora más tarde. Otras plantas florecían a lo largo de la mañana hasta las 11 era cuando la última planta, la "Escarchada", abría sus pétalos.
Linneo también observó que las flores se cerraban a horas específicas. Por ejemplo, la "Oreja de ratón" cerraba sus pétalos a las 10 de la mañana, pero la "Flor de un día" florecía hasta las 8 de la noche. Los científicos, hoy en día, denominan a este fenómeno foto periodicidad: flores que se abren y se cierran respondiendo a la cantidad de luz diurna. Quizá quieras registrar los horarios de las flores de tu jardín algún día.
Las flores y la foto periodicidad nos dan una señal de que Dios, el Creador, tiene un maravilloso sentido de la coordinación del tiempo. Él hace las cosas de acuerdo con su perfecta línea de tiempo. Por ejemplo, la Biblia dice que "cuando se cumplió A plazo, Dios envió a su Hijo", y que "Dios a su debido tiempo hará que su segunda venida se cumpla".
Así que, cada vez que veas una flor, recuerda que puedes confiar en los tiempos de Dios. Él tiene todo bajo control y llevará a cabo las cosas cuando sea el momento correcto.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SIN MAQUILLAJE


¡Ay de ustedes [...], hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Mateo 23:27

Todas las mujeres sabemos que la parte de nuestro cuerpo que debe ser más cuidada es el rostro. Muchos aseguran que el rostro es como la fachada de un edificio; es lo primero que vemos de una persona y, de lo que se muestre en él, dependerá lo que pensemos que hay en su interior. Por esa razón hay que limpiar muy bien la piel del rostro todos los días, para que irradie luminosidad y salud; y cuando esto no se logre al ciento por ciento, una manita ligera de maquillaje será una buena ayuda. Debajo quedarán las imperfecciones que causan manchas y granitos, y podremos de ese modo tener una apariencia agradable y saludable. Por supuesto, llevar una alimentación rica en vegetales y beber abundante agua son los mejores aliados de la belleza externa de la mujer.
Intentar tener un rostro hermoso es un privilegio de nosotras las mujeres, que somos conscientes de que la condición de nuestra vida interior trasluce por la mirada. No intentemos ocultar nuestras manchas y pecados con una capa de hipocresía; este tipo de maquillaje arruinará nuestra salud y la belleza natural que Dios nos ha dado. El mejor maquillaje para alguien que está en esta condición es cubrirse con la gracia divina del perdón de Dios. El Sagrado Libro nos dice: «Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza» (Prov. 31:30).
Sí, amiga, si somos mujeres prudentes y temerosas de Dios, humildes para reconocer nuestras faltas y sinceras al implorar el perdón del Señor, nos apropiaremos de la mejor y única receta que hará de la belleza un atributo permanente y duradero, independiente de la edad que tengamos, y a la que cualquier mujer puede aspirar. Tú y yo somos inmensamente afortunadas. Nunca intentemos ocultar nuestro mal proceder asumiendo posturas falsas, actitudes artificiales, y presuntuosos conceptos de nosotras mismas. Esto no solamente afeará nuestro rostro, sino que también nos hará sentirnos bastante frustradas; la cosecha será amargura y una baja autoestima.
¡Date esta mañana un buen baño de pureza con el agua que mana del trono de Dios, y te sentirás inmensamente bella! Así se dirá de ti: «¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!» (Prov. 31:31).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL ABRAZO MORTAL


Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme (Salmo 40:1,2).

El 13 de noviembre de 1985 el volcán Nevado del Ruiz, en Colombia, entró en erupción. El flujo piroclástico que salió del cráter fundió el glaciar de la montaña y desencadenó cuatro avalanchas de lodo por los seis ríos que nacen cerca del volcán. Después de 69 años de inactividad, la erupción tomó por sorpresa a los poblados cercanos. Una muralla de barro bajó por el río Lagunilla a sesenta kilómetros por hora. El barro cubrió totalmente el pueblo de Armero, transformándolo al instante en la tumba común de veinte mil personas.
El barro complicó los trabajos de rescate, pues hacía casi imposible moverse sin quedar atrapado. Para cuando los rescatadores alcanzaron Armero, doce horas después de la erupción, muchas de las víctimas ya habían muerto. Los rescatadores se horrorizaron ante el panorama de desolación que quedó tras la erupción. Los equipos de rescate encontraron a Omayra Sánchez, de trece años, hundida hasta el cuello en el barro. Durante setenta horas trataron de liberarla, sin éxito. Por todo el mundo se publicaron tomas de video y fotografías suyas hasta que, finalmente, falleció.
Esa fue la segunda erupción volcánica más mortífera del siglo XX, que superó únicamente la del monte Pelee, Martinica, en 1902, y el cuarto evento volcánico más mortífero desde el año 1500. El suceso fue una catástrofe previsible pues, durante las semanas y los días previos a la tragedia, los geólogos y otros expertos habían advertido a las autoridades y a los medios de comunicación sobre el peligro.
Como dice el salmista, el mal ha abrazado a todas las almas. Vivimos en la fosa de la muerte, atrapados por el barro del pantano. No hay esperanza para nadie, fuera de Cristo. El mundo vio cómo murió Omayra Sánchez, presa del abrazo mortal del barro volcánico. Si Dios no hubiera librado milagrosamente al rey David, este habría muerto atrapado. Lo mismo puede sucederle a cualquiera que no lo busca para que lo libre del barro cenagoso del pecado y ponga sus pies sobre la Roca eterna de la salvación. Todos necesitamos que nuestros pies descansen sobre el firme fundamento de la verdad. Pon en el Señor toda tu esperanza para que te libre del abrazo mortal del pecado.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LA GENEROSIDAD Y EL AMOR POR LA OBRA DE DIOS


Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más. Éxodo 36:6.

Bajo el sistema judío, se requería del pueblo que cultivara un espíritu de generosidad, tanto para sostener la causa de Dios como para suplir las necesidades de los pobres. En la cosecha y la vendimia, las primicias del campo —el maíz, el vino y el aceite— debían ser consagrados como ofrendas al Señor. El espigueo y los extremos de los sembrados estaban reservados para los pobres. Las primicias de la lana cuando se trasquilaban las ovejas, del grano cuando se apartaba el grano de la paja del trigo, habían de ser ofrecidas al Señor; y en la fiesta se ordenaba que se invitara a los pobres, las viudas, los huérfanos y los extranjeros. Al final de cada año se requería de todos que hicieran un solemne juramento respecto de si habían obedecido o no el mandato de Dios.
Dios había hecho este arreglo para inculcar en el pueblo que él debía ser el primero en todo asunto. Por este sistema de benevolencia, se les recordaba que su gentil Señor era el verdadero propietario de sus terrenos, sus rebaños y sus manadas, que el Dios del cielo les enviaba el sol y la lluvia para su siembra y su cosecha, y que todo lo que poseían era creado por él. Todo era del Señor, y él los había hecho mayordomos de sus bienes.
La generosidad de los judíos en la construcción del tabernáculo mostró un espíritu de benevolencia que no ha sido igualado por el pueblo de Dios en ninguna fecha posterior. Los hebreos habían sido liberados recientemente de su largo cautiverio en Egipto, eran vagabundos en el desierto; pero apenas habían sido librados de los ejércitos de los egipcios que los persiguieron en su apresurado trayecto, cuando la palabra de Dios vino a Moisés: "Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda" (Éxo. 25:2)...
Todos dieron gustosamente, no una cierta porción de su ganancia, sino una gran porción de sus posesiones actuales. La dedicaron alegremente y de corazón al Señor. Al hacer esto lo honraron. ¿Acaso todo no era de él? ¿No les había dado él todo lo que poseían? Si él lo pedía, ¿no era su deber darle al prestamista lo que era suyo? No era necesaria la insistencia. El pueblo trajo más de lo requerido; y se les dijo que desistieran, porque ya había más de lo que podía utilizarse.— Review and Herald, 17 de octubre de 1882.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White