Así, pues, los apóstoles salieron del Consejo, llenos de gozo por haber sido considerados dignos de sufrir afrentas por causa del Nombre (Hechos 5:41).
Hace algunos años tuve la oportunidad de visitar las Cataratas del Niágara. En la parte canadiense hay un mirador que permite ver de cerca cómo el cauce del río Niágara se interrumpe en forma semicircular y las aguas de esa afluente se precipitan muchos kilómetros hacia abajo, forman un espectáculo impresionante: la espuma blanca, el sonido del agua, la fuerza de la corriente y la fresca brisa húmeda que se siente en el rostro y en los brazos. Pero lo que recuerdo con más gusto fue el hermoso arco iris que se forma justo allí en las cataratas, y que al verlo por primera vez me robó el aliento. ¡Fue tan hermoso verlo con sus colores perfectamente definidos y su curvatura perfecta! Mientras disfrutaba del panorama, una gran nube tapó el sol y el arco iris desapareció, luego que el nubarrón avanzó dejó que otra vez los rayos del sol nos envolvieran con su tibieza y su luz nos proporcionara nuevamente ese regalo de colores en forma de arco. Eso me hizo pensar que lo mismo sucede en nuestras vidas en muchas ocasiones. A veces, las circunstancias de nuestras vidas se tornan difíciles, parece que la oscuridad nos envuelve y nos preguntamos dónde está Dios, pero así como el día siempre sucede a la noche, la luz regresa y vuelve a salir el arco iris de las promesas de Dios en nuestro corazón. También me hizo pensar en cuántas de estas noches oscuras las fabricamos nosotras mismas: a veces porque tomamos decisiones equivocadas. Seguimos nuestros propios impulsos o caprichos; en otras ocasiones porque fabricamos en la mente de fértil imaginación situaciones que nos llenan de angustia o porque pensamos que sabemos lo que va a pasar en el futuro; y otras más porque somos incapaces de adaptarnos a situaciones nuevas o lentas para adecuarnos a la independencia y libertad de elección de las personas que nos rodean. Por eso nuestro Padre celestial nos invita con tierno amor a confiar en él y tener nuestra vista fija en sus caminos.
Hace algunos años tuve la oportunidad de visitar las Cataratas del Niágara. En la parte canadiense hay un mirador que permite ver de cerca cómo el cauce del río Niágara se interrumpe en forma semicircular y las aguas de esa afluente se precipitan muchos kilómetros hacia abajo, forman un espectáculo impresionante: la espuma blanca, el sonido del agua, la fuerza de la corriente y la fresca brisa húmeda que se siente en el rostro y en los brazos. Pero lo que recuerdo con más gusto fue el hermoso arco iris que se forma justo allí en las cataratas, y que al verlo por primera vez me robó el aliento. ¡Fue tan hermoso verlo con sus colores perfectamente definidos y su curvatura perfecta! Mientras disfrutaba del panorama, una gran nube tapó el sol y el arco iris desapareció, luego que el nubarrón avanzó dejó que otra vez los rayos del sol nos envolvieran con su tibieza y su luz nos proporcionara nuevamente ese regalo de colores en forma de arco. Eso me hizo pensar que lo mismo sucede en nuestras vidas en muchas ocasiones. A veces, las circunstancias de nuestras vidas se tornan difíciles, parece que la oscuridad nos envuelve y nos preguntamos dónde está Dios, pero así como el día siempre sucede a la noche, la luz regresa y vuelve a salir el arco iris de las promesas de Dios en nuestro corazón. También me hizo pensar en cuántas de estas noches oscuras las fabricamos nosotras mismas: a veces porque tomamos decisiones equivocadas. Seguimos nuestros propios impulsos o caprichos; en otras ocasiones porque fabricamos en la mente de fértil imaginación situaciones que nos llenan de angustia o porque pensamos que sabemos lo que va a pasar en el futuro; y otras más porque somos incapaces de adaptarnos a situaciones nuevas o lentas para adecuarnos a la independencia y libertad de elección de las personas que nos rodean. Por eso nuestro Padre celestial nos invita con tierno amor a confiar en él y tener nuestra vista fija en sus caminos.
Nidia Santos Vidales
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor
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