miércoles, 22 de julio de 2009

DEMUESTRAS QUE LO ADORAS

Y le dijo: «Todo esto te daré, si postrado me adorares». mateo 4: 9

La campaña evangelizadora estaba por finalizar. Una dama que había asistido cada noche me dio la feliz noticia de que había decidido bautizarse. Lamentablemente, me pidió algo que no pude aceptar. Me dijo: «Pastor, siendo que el viernes por la noche no hay reunión, deseo que me bautice a puerta cerrada, para que nadie se entere de que me he bautizado. Solamente mi hija, quien me acompañará, verá la ceremonia». Una de las características de la verdadera adoración es el testimonio. La adoración a Dios no solamente se queda en el corazón, no solo es interior; también es visible. Se demuestra. Por eso nos bautizamos públicamente, para que todos sepan que hemos decidido ser adoradores del Dios del cielo. Por eso llevamos una Biblia bajo el brazo cuando acudimos al templo. Por eso abrimos nuestros himnarios y cantamos en nuestros cultos. Por eso el sábado vamos a la iglesia. Deseamos que todos sepan lo que hay en nuestro corazón. No existe la religión secreta, solo de dentro. La religión es interna y externa. La pureza del corazón debe verse en nuestras relaciones, en nuestro vestuario y en nuestras palabras. Escuché a un grupo de jóvenes hablar sobre la "oración de restaurante". Me interese en conocer un poco más sobre esa clase de oración, y les pedí que me dieran más explicaciones al respecto. Me dijeron que la oración de restaurante consiste en que, cuando hay muchas personas y llega el momento de orar, únicamente cierran los ojos y se frotan los párpados, para que nadie se dé cuenta de que están orando. El verdadero .adorador, no tiene "oraciones de restaurante". Se goza de que todos se enteren de que sirve a Dios. Satanás procuraba con la tercera tentación que Jesús hiciera lo contrario de lo que decía tener en el corazón. Le pidió que no dijera nada, que únicamente se arrodillara. Si no quería doblar las dos rodillas, con una bastaba. Y si no quería doblar sus rodillas, entonces podía inclinar su cuerpo únicamente. Lo que el diablo quería era que Jesús realizase un gesto que estuviese en contradicción con sus convicciones íntimas. El mundo debe conocer lo que hay en tu corazón. Demuéstralo con tus actos, tus palabras, con tu manera de relacionarte o de vestirte. Lo que dices debe ser comprobado por lo que vives.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

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