Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. fuipebses 2: 13, RV95
Hace ya muchos años que no soy miembro del Club de Conquistadores, pero todavía recuerdo lo mucho que me divertía. Cada domingo nuestro club se reunía en la escuela de iglesia para pasar inspección, practicar la marca y trabajar para obtener honores. Todos queríamos ganar tantos honores como pudiésemos. Algunos de nosotros, durante la semana, se esforzaban en casa por obtener honores extra. Todo cuanto había que- hacer era cumplir los requisitos y pasar un examen. Al final del curso escolar, el hermano Fleming, el director de Conquistadores de nuestra Asociación, nos entregaba los. honores que habíamos ganado a lo largo del curso. Cuando crecí, sucedió que veía la salvación como un honor más que podía ganarse. Sí cumplía todos los requisitos y pasaba el examen, algún día Dios volvería y me haría entrega de la vida eterna. Pero no podía imaginar qué esperaba Dios de mí. Una mañana, mientras oraba, le pedí a Dios qué debía hacer para tener la vida eterna Su respuesta fue muy clara: «La salvación no es algo que se gane. Es un don que doy a todos los que confían plenamente en mí. Todo cuanto tienes que hacer es creer que te amo y sé qué es lo mejor para ti.. Cuando lo hagas, podré despojarte de tu yo pecador y hacer de ti una nueva persona». No tenemos que trabajar duro para obedecer una lista de normas; sino que tenemos que escuchar al Espíritu Santo cuando nos hable a través de la Biblia y los pensamientos. Él nos mostrará qué hay que hacer y nos ayudará a hacerlo.
Tomado de la Matutina El vieja increíble.
Hace ya muchos años que no soy miembro del Club de Conquistadores, pero todavía recuerdo lo mucho que me divertía. Cada domingo nuestro club se reunía en la escuela de iglesia para pasar inspección, practicar la marca y trabajar para obtener honores. Todos queríamos ganar tantos honores como pudiésemos. Algunos de nosotros, durante la semana, se esforzaban en casa por obtener honores extra. Todo cuanto había que- hacer era cumplir los requisitos y pasar un examen. Al final del curso escolar, el hermano Fleming, el director de Conquistadores de nuestra Asociación, nos entregaba los. honores que habíamos ganado a lo largo del curso. Cuando crecí, sucedió que veía la salvación como un honor más que podía ganarse. Sí cumplía todos los requisitos y pasaba el examen, algún día Dios volvería y me haría entrega de la vida eterna. Pero no podía imaginar qué esperaba Dios de mí. Una mañana, mientras oraba, le pedí a Dios qué debía hacer para tener la vida eterna Su respuesta fue muy clara: «La salvación no es algo que se gane. Es un don que doy a todos los que confían plenamente en mí. Todo cuanto tienes que hacer es creer que te amo y sé qué es lo mejor para ti.. Cuando lo hagas, podré despojarte de tu yo pecador y hacer de ti una nueva persona». No tenemos que trabajar duro para obedecer una lista de normas; sino que tenemos que escuchar al Espíritu Santo cuando nos hable a través de la Biblia y los pensamientos. Él nos mostrará qué hay que hacer y nos ayudará a hacerlo.
Tomado de la Matutina El vieja increíble.
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