En cambio, el fruto del Espíritu es […] bondad […]. No hay ley que condene esas cosas (Gálatas 5:22,23).
Imaginemos que nosotras somos plantas o arboles. Considero que si somos cristianas y no damos buenos frutos entonces, tenemos serios problemas. Incluso podríamos convertirnos en cizaña o llegar a ser como la higuera que no daba fruto. Una de las cualidades que se mencionan en los frutos del Espíritu es la bondad. No necesitamos ir muy lejos para reproducir este fruto en nuestra vida: en nuestro hogar, con nuestros vecinos, en nuestra iglesia podemos realizar actos de bondad. En un colegio adventista vino a mí una dama que vio muchas necesidades en el plantel. Se propuso ayudar y utilizó distintas estrategias. Ella es dueña de una tienda y me dijo: «De cada artículo que venda voy a apartar un peso para el colegio». Cada fin de mes me enviaba grandes cantidades de dinero. Al año siguiente me dijo: «Ahora voy a dar un porcentaje de mis ventas». Luego me comentó como habían aumentado sus ventas. No había ocasión que fuera al negocio y que no viera gente comprar. Creo que ella descubrió que si era bondadosa el Señor multiplicaría sus bendiciones. ¡Cuán agradecida estoy con ella porque su corazón es grande y donde ve necesidad su bondad sale a relucir! Dios le bendiga y ayude en su problema de salud. Probablemente pienses que no tienes algún negocio o dinero para ser bondadosa, pero para serlo no es necesario. Veamos algunos ejemplos bastante sencillos y fáciles de realizar de manara que ese fruto del Espíritu sea tuyo diariamente:
Imaginemos que nosotras somos plantas o arboles. Considero que si somos cristianas y no damos buenos frutos entonces, tenemos serios problemas. Incluso podríamos convertirnos en cizaña o llegar a ser como la higuera que no daba fruto. Una de las cualidades que se mencionan en los frutos del Espíritu es la bondad. No necesitamos ir muy lejos para reproducir este fruto en nuestra vida: en nuestro hogar, con nuestros vecinos, en nuestra iglesia podemos realizar actos de bondad. En un colegio adventista vino a mí una dama que vio muchas necesidades en el plantel. Se propuso ayudar y utilizó distintas estrategias. Ella es dueña de una tienda y me dijo: «De cada artículo que venda voy a apartar un peso para el colegio». Cada fin de mes me enviaba grandes cantidades de dinero. Al año siguiente me dijo: «Ahora voy a dar un porcentaje de mis ventas». Luego me comentó como habían aumentado sus ventas. No había ocasión que fuera al negocio y que no viera gente comprar. Creo que ella descubrió que si era bondadosa el Señor multiplicaría sus bendiciones. ¡Cuán agradecida estoy con ella porque su corazón es grande y donde ve necesidad su bondad sale a relucir! Dios le bendiga y ayude en su problema de salud. Probablemente pienses que no tienes algún negocio o dinero para ser bondadosa, pero para serlo no es necesario. Veamos algunos ejemplos bastante sencillos y fáciles de realizar de manara que ese fruto del Espíritu sea tuyo diariamente:
- Orar por los más débiles.
- Sonreír a los demás.
- Visitar a los más enfermos físicos o espirituales.
- Ayudar a algún anciano.
- Colaborar con los líderes de nuestra iglesia.
- Acercarte a las instituciones cristianas y apoyar en sus necesidades.
Algunos de los sinónimos de bondad son compasión, misericordia, piedad, de manera que se extiende hasta comprender el dolor de nuestro hermano, gozarnos y llorar con él, ser misericordiosas con quienes lo requieran y ponernos en su lugar. El Señor nos ayude para que nuestra vida dé frutos que beneficien a quienes nos rodean.
Elizabeth Suárez de Aragón
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
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