En mi primer defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. 2 Timoteo 4:16
Ninguno estuvo a mi lado. Estas son palabras llenas de tristeza con las que todos podemos identificarnos en mayor o menor medida. Igual que el apóstol Pablo, muchos, por no decir todos, hemos experimentado momentos en la vida cuando sentimos que hemos quedado solos en nuestro dolor, nuestro fracaso, nuestro problema o nuestra perdida. Es fácil entender el peso que este hombre de Dios experimentaba cuando escribió: «Todos me desampararon. Estuve solo frente a mis acusadores». En algún momento de la vida, todos no hemos sentido abandonados.
Tal vez te has sentido solo cuando has defendido postura a favor de la verdad y no has aceptado hacer cosas indebidas. Se puso en mi conocimiento hace algún tiempo una historia verídica acerca de uno de los profesionales de la iglesia, un ingeniero de éxito que trabajaba en un organismo oficial del gobierno de su país. Esta persona, perfectamente competente en su campo, no accedió a participar en algo deshonesto que se esperaba de él: no aceptó alterar cifras en los presupuestos de algunos proyectos que serian financiados con fondos públicos. Su determinación de mantenerse del lado de la honradez provocó que todos sus compañeros le hicieran el vacio y que, finalmente, sus superiores, interesados en que el plan prosperase, lo despidieran de su trabajo. Sin duda, tal experiencia no es excepcional. ¿Sientes tu que los que una vez te apoyaron te consideran ahora legalista y raro?
Como hijos de Dios, nunca estamos solos, pues su Espíritu nos guía para indicarnos el camino que debemos seguir. Tomar posiciones a favor de lo correcto requiere de mucha valentía. Vistas las cosas desde una óptica humana, parece que los momentos difíciles, o cuando tenemos que ser firmes en defensa de la verdad, estamos solos, que nadie está con nosotros. Sin embargo, no es así en realidad, pues tenemos la mejor compañía posible: Jesús siempre está a nuestro lado.
Nunca estamos solos. Las pruebas de la vida son preciosas oportunidades par que Dios manifieste su poder y sabiduría para el bien de sus hijos.
Hoy quizá te sienta solo, como el apóstol. Quizá tu familia te dejo solo, o lo hizo tu pastor, o lo hicieron tus hermanos. Cobra ánimos, no temas. Te invito a entonar hoy las estrofas del himno “¡Solo no estoy! Jesús esta a mi lado. Amigo fiel que no me dejará”.
Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.
Ninguno estuvo a mi lado. Estas son palabras llenas de tristeza con las que todos podemos identificarnos en mayor o menor medida. Igual que el apóstol Pablo, muchos, por no decir todos, hemos experimentado momentos en la vida cuando sentimos que hemos quedado solos en nuestro dolor, nuestro fracaso, nuestro problema o nuestra perdida. Es fácil entender el peso que este hombre de Dios experimentaba cuando escribió: «Todos me desampararon. Estuve solo frente a mis acusadores». En algún momento de la vida, todos no hemos sentido abandonados.
Tal vez te has sentido solo cuando has defendido postura a favor de la verdad y no has aceptado hacer cosas indebidas. Se puso en mi conocimiento hace algún tiempo una historia verídica acerca de uno de los profesionales de la iglesia, un ingeniero de éxito que trabajaba en un organismo oficial del gobierno de su país. Esta persona, perfectamente competente en su campo, no accedió a participar en algo deshonesto que se esperaba de él: no aceptó alterar cifras en los presupuestos de algunos proyectos que serian financiados con fondos públicos. Su determinación de mantenerse del lado de la honradez provocó que todos sus compañeros le hicieran el vacio y que, finalmente, sus superiores, interesados en que el plan prosperase, lo despidieran de su trabajo. Sin duda, tal experiencia no es excepcional. ¿Sientes tu que los que una vez te apoyaron te consideran ahora legalista y raro?
Como hijos de Dios, nunca estamos solos, pues su Espíritu nos guía para indicarnos el camino que debemos seguir. Tomar posiciones a favor de lo correcto requiere de mucha valentía. Vistas las cosas desde una óptica humana, parece que los momentos difíciles, o cuando tenemos que ser firmes en defensa de la verdad, estamos solos, que nadie está con nosotros. Sin embargo, no es así en realidad, pues tenemos la mejor compañía posible: Jesús siempre está a nuestro lado.
Nunca estamos solos. Las pruebas de la vida son preciosas oportunidades par que Dios manifieste su poder y sabiduría para el bien de sus hijos.
Hoy quizá te sienta solo, como el apóstol. Quizá tu familia te dejo solo, o lo hizo tu pastor, o lo hicieron tus hermanos. Cobra ánimos, no temas. Te invito a entonar hoy las estrofas del himno “¡Solo no estoy! Jesús esta a mi lado. Amigo fiel que no me dejará”.
Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.
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