miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿CUÁLES SON TUS PUNTOS CIEGOS?

El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 1 Juan 2: 9.

Si de repente te dijeran que debes quedarte sin uno de los cinco sentidos, ¿cuál estarías dispuesto a perder? Es poco probable que eligieras el sentido de la vista. La vista es el más apreciado de los cinco sentidos. Es placentero contemplar las maravillas de la creación de Dios, apreciar la belleza y disfrutar los colores que alegran la naturaleza. Piensa por un momento que tu visión fuese afectada repentinamente. Sería algo terrible quedar hundido en la profunda oscuridad de la ceguera.

La Biblia advierte que más terrible que la ceguera física es la ceguera espiritual, la cual limita enormemente nuestra capacidad de distinguir entre el bien y el mal. Es trágico estar practicando pecados vergonzosos y decir «No veo nada malo en ello.» Conversaba en una ocasión con un estudiante universitario, quien me decía que no veía nada de malo en tener con su novia relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Ni siquiera los que tenemos una relación personal con Cristo somos inmunes a esa condición de falta de visión. Hablando de los cristianos de Laodicea, Jesús dijo que no se daban cuenta de que eran ciegos.
Si no vivimos cada día con Cristo, si él no es el centro de nuestra vida, podemos volvernos insensibles a las realidades del reino de los cielos. Una de las actividades que mayor disfrute proporciona a Satanás es apartar la atención del creyente de la verdad.
En el texto base de nuestra medición de hoy, el apóstol Juan presenta un ejemplo de cómo puede uno tener ceguera espiritual sin darse cuenta. Afirma: «El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas» (IJuan 2: 9). De hecho, si nos llamamos cristianos y maltratamos al prójimo, hablamos de manera airada, somos descorteses, tratamos con dureza al cónyuge, humillamos a los que están bajo nuestra responsabilidad, o guardamos resentimiento por ofensas recibidas, estamos aún viviendo en la oscuridad. Vivir en la oscuridad no solo desagrada a Dios, sino que causa daño a los que nos rodean.
El gran predicador D. Moody dijo una vez: «Donde un hombre lee la Biblia, cien hombres lo leen a él». Ora hoy y di al Señor: «Padre, muéstrame algún punto ciego en mi vida y abre mis ojos a la luz de tu verdad».

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

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