Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud». Éxodo 15:26.
Escuchar su voz, hacer lo que es justo y seguir sus indicaciones. Creer y confiar en la promesa de la cita bíblica. Parece ser un marco de referencia de la forma como Dios opera. Sin embargo, una idea que suelo compartir con mis estudiantes en los cultos de despedida de sábado es que uno nunca sabe el momento en que se desatará una crisis. Entonces agrego: «Una llamada telefónica, un correo electrónico, los resultados de un análisis clínico. La primera desobediencia de un adolescente. Un desacuerdo matrimonial. Solo una de esas situaciones bastará para que exista una crisis». Dios no ha prometido librarnos de las crisis, pero sí ha prometido liberarnos del temor.
Jazmín Raquel Sánchez, cumple apenas veinte años el día de hoy, refiere una experiencia por la cual este pasaje (Éxodo 15: 26) ha sido atesorado en su corazón. Se trataba de su única hermana, quien tuvo que suspender los estudios para enfrentar una enfermedad incurable. Este es un cuadro que se repite muchas veces. Estamos inmersos en una guerra cósmica, y las bombas del conflicto caen en el centro de nuestra familia, amistades e iglesia.
No vale la pena que le demos vuelta a los porqués, la respuesta es clara e inequívoca: ¡Estamos en guerra! Lo que sí hemos de preguntarnos es qué vamos a hacer. En el hogar de Jazmín hicieron lo apropiado. Oraron para poner el caso en las manos de Dios. Ella dice que oraron mucho y fervientemente. La oración establece una comunicación directa con Dios y nos prepara para conocer su voluntad. En este caso, Dios le brindó a la hermana de Jazmín una segunda oportunidad. Por eso la familia, que sabe muy bien de quién proceden estas bendiciones, ha atesorado la frase prometedora: «Yo soy el Señor, que les devuelve la salud».
«[Satanás] trata de hacer la senda tan triste corno sea posible; pero si miran hacia arriba, no hacia abajo a sus dificultades, no desmayarán en el camino, verán pronto a Jesús extendiendo su mano para ayudarlos, y solo tendrán que tenderle la de ustedes con confianza sencilla, y dejar que los guíe. A medida que cobren confianza, cobrarán esperanza». MJ 61
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
Escuchar su voz, hacer lo que es justo y seguir sus indicaciones. Creer y confiar en la promesa de la cita bíblica. Parece ser un marco de referencia de la forma como Dios opera. Sin embargo, una idea que suelo compartir con mis estudiantes en los cultos de despedida de sábado es que uno nunca sabe el momento en que se desatará una crisis. Entonces agrego: «Una llamada telefónica, un correo electrónico, los resultados de un análisis clínico. La primera desobediencia de un adolescente. Un desacuerdo matrimonial. Solo una de esas situaciones bastará para que exista una crisis». Dios no ha prometido librarnos de las crisis, pero sí ha prometido liberarnos del temor.
Jazmín Raquel Sánchez, cumple apenas veinte años el día de hoy, refiere una experiencia por la cual este pasaje (Éxodo 15: 26) ha sido atesorado en su corazón. Se trataba de su única hermana, quien tuvo que suspender los estudios para enfrentar una enfermedad incurable. Este es un cuadro que se repite muchas veces. Estamos inmersos en una guerra cósmica, y las bombas del conflicto caen en el centro de nuestra familia, amistades e iglesia.
No vale la pena que le demos vuelta a los porqués, la respuesta es clara e inequívoca: ¡Estamos en guerra! Lo que sí hemos de preguntarnos es qué vamos a hacer. En el hogar de Jazmín hicieron lo apropiado. Oraron para poner el caso en las manos de Dios. Ella dice que oraron mucho y fervientemente. La oración establece una comunicación directa con Dios y nos prepara para conocer su voluntad. En este caso, Dios le brindó a la hermana de Jazmín una segunda oportunidad. Por eso la familia, que sabe muy bien de quién proceden estas bendiciones, ha atesorado la frase prometedora: «Yo soy el Señor, que les devuelve la salud».
«[Satanás] trata de hacer la senda tan triste corno sea posible; pero si miran hacia arriba, no hacia abajo a sus dificultades, no desmayarán en el camino, verán pronto a Jesús extendiendo su mano para ayudarlos, y solo tendrán que tenderle la de ustedes con confianza sencilla, y dejar que los guíe. A medida que cobren confianza, cobrarán esperanza». MJ 61
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
No hay comentarios:
Publicar un comentario