domingo, 17 de enero de 2010

LA ORACIÓN EN EL NOVIAZGO

Una tarde, salió a dar un paseo por el campo. De pronto, al levantar la vista, vio que se acercaban unos camellos. Génesis 24:63.

¿Recuerdas el instante en el que tu mundo se detuvo al primer cruce de miradas con el amor de tu vida? Isaac estaba ahora a punto del primer intercambio, sabía que la decisión había sido tomada y su futuro estaba ahora ligado para siempre a la viajera que se aproximaba. Isaac estaba seguro de que si Dios la había elegido, era el regalo perfecto para él. Sabía también que cuando Adán despertó de su sueño, Dios le tenía preparado el regalo perfecto. Estaba convencido de que la ayuda idónea viene de Dios.
No es de extrañar que Isaac estuviera en una sesión de oración, en comunicación con Dios, para asegurarse de sus indicaciones en este momento tan importante de su vida. Rebeca, la viajera, ya había recibido las indicaciones, pues muchas pruebas habían confirmado que su futuro estaría para siempre ligado a un desconocido que vivía lejos de la casa de su padre. Ella había actuado con amabilidad natural, sin saber que el cumplimiento de esos sencillos deberes, confirmaban su idoneidad para incorporarse a la línea familiar que había de constituir el más noble de todos los árboles genealógicos, el del Mesías.
La oración es fundamental ante las grandes decisiones de la vida, sobre todo cuando se presentan varias opciones, pues no conocemos el futuro, y a menudo ignoramos qué es lo que nos conviene. Dios tiene a la mejor persona cuando se trata de elegir quién te acompañará el resto de tu vida. De esta elección depende mucho el éxito y tu felicidad.

«Si los hombres y las mujeres tienen el hábito de orar dos veces al día antes de pensar en el matrimonio, deberían orar cuatro veces diarias cuando tienen en vista semejante paso. El matrimonio es algo que influirá en sus vidas y los afectará tanto en este mundo como en el venidero. El cristiano sincero no llevará adelante sus planes en este sentido sin el conocimiento de que Dios aprueba su conducta». MJ 456, 457.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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