lunes, 24 de enero de 2011

JESÚS Y SU MADRE

Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Juan 19:26.

La vida de Jesús fue impactante desde todo punto de vista. Incluso quienes no lo aceptan como Salvador y ni siquiera se llaman cristianos, admiten que fue un hombre extraordinario. ¿Qué lo hizo un ser tan admirable? Que vivió lo que enseñó.
Presta atención. Es fácil decir: "Cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" y también "orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mat. 5:39, 44), pero es sumamente difícil llevarlo a los hechos. Nuestra naturaleza nos empuja a devolver mal por mal, y por eso, cuando se sufre una herida, inmediatamente se desea devolver con "la misma moneda".
En cuanto a esto, Jesús fue un ejemplo perfecto, porque su enseñanza fue llevada a la práctica. Mientras lo crucificaban, no procuró hacerle daño a sus agresores, sino que con paciencia sufrió el ultraje y oró: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Luc. 23:34).
Esta no fue la única enseñanza de Jesús que luego confirmó con sus hechos. El mandó honrar a los padres a lo largo de las Escrituras, y el cuidado y la importancia que le dio a su madre (ya que se cree que su padre terrenal no vivía) incluso en el momento de la crucifixión arranca elogios al Maestro de Galilea. Pasó por alto el abuso que recibió tanto de judíos como de romanos, ignoró sus heridas y su propio sufrimiento, para centrar su atención en su madre y decirle: "Mujer, he ahí tu hijo" y conferirle al apóstol Juan el cuidado de esa mujer virtuosa.
También en nuestro tiempo son necesarios jóvenes y señoritas que se animen a vivir la fe que profesan, que no teman hacer lo que predican y que confirmen con sus hechos que son realmente cristianos. También en nuestros días es necesario que las familias se unan en amor y en apoyo, ya que esta sociedad en colapso atenta contra los vínculos que el Señor formó en la creación, a saber, la familia. Tú y yo tenemos el sagrado deber de amar como lo hizo nuestro Maestro mientras vivió en este mundo, y hoy es el día indicado para comenzar. ¡Muéstrales tu amor a todos en tu familia!

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

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